En su novela, el autor aleja sus temas recurrentes y aborda las dudas de una chica de 14 años
sobre la búsqueda de un vínculo que nos haga bien, dice Sacheri
Ahora vemos una adolescencia de confusión y soledad, de padres que pueden aportar poco
, opina
Domingo 21 de diciembre de 2014, p. 4
La novela más reciente del escritor argentino Eduardo Sacheri, Ser feliz era esto, se aleja de los temas que generalmente aborda el autor, para adentrase en los anhelos, dudas e incertidumbres de una adolescente de 14 años y un desconcertado joven escritor, que de pronto se entera que tiene una hija.
El autor explica en charla con La Jornada que “tenía ganas de escribir desde un lugar muy distinto al mío. Es una novela que está contada desde la visión de una chica de 14 años. Como escritor es como un doble salto. Si mi novela anterior, Papeles en el viento, es una historia protagonizada por hombres de 40 años (lo que los hace generacionalmente muy próximos a mí), aquí el desafío fue saltar de generación y de género al mismo tiempo”.
Tal estímulo llevó a Sacheri a escribir una conmovedora novela, en la que se manifiestan una serie de sentimientos encontrados, pero también se va tejiendo poco a poco la confianza y se develan los secretos escondidos en las historias de Lucas y Sofía, quienes tras su inesperado encuentro comienzan a aflorar el tesoro de las afinidades y la complicidad, sanando así las heridas del desamor y la vergüenza, lo que les permitirá dejar atrás el pasado.
Es la historia de dos seres solitarios y heridos que descubren nuevas formas de amor y enfrentan su presente con miedos y vacilaciones, pero también con la alegría de dar y recibir
.
Más que ser la historia sobre la paternidad o la búsqueda de la paternidad, es sobre la búsqueda de un vínculo que nos haga bien
, explica el autor. Es una historia de filiación, porque así como Lucas tiene que ver cómo de pronto empieza a ser padre; Sofía, quien tiene una relación traumática con su madre, casi de llegar a ser la madre de su propia mamá, ella con Lucas empieza a ser hija
.
Lo sano en el vínculo de ambos, añade, es que esa relación les permite desplegar algo que desean, sin saber a ciencia cierta que lo desean; es decir, a veces pasa en la vida que uno busca algo que desea... y a veces encuentra cosas buenas que no sabía que deseaba
.
En Ser feliz era esto “Sofía es una típica adolescente, frontal, sincera, enérgica y apasionada. Se encuentra sola y desamparada, como suelen estar hoy los adolescentes, a diferencia –dice el autor– de mi adolescencia”, cuando se enfrentaba a la dificultad de unos padres muy presentes e impositivos
.
Ahora vemos, abunda Sacheri, una adolescencia de confusión, de soledad, de padres que pueden aportar poco
.
Lucas es un hombre bastante incompleto. Es un tipo que gana buen dinero con un libro que ha escrito. Para los demás es un escritor, aunque él no se sienta así. Es un hombre inmóvil en un lugar cómodo, que probablemente no es absolutamente feliz. Conocer a Sofía le aporta, eventualmente, cierto coraje del que carece
.
Para Sacheri, una de las cosas que tiene la vida es la enorme posibilidad y al mismo tiempo enorme desafío de movernos a otros sitios; tan enorme, que hay mucha gente que no lo ejerce y se queda toda la vida en un lugar que en el fondo no desea. En esta novela hay un par de personajes moviéndose, pese a todo, hacia lugares más sanos y más felices. Ambos encuentran en el otro esa energía para moverse
. Encontrar gente que nos enriquezca, en medio de tanto egoísmo, concluye Eduardo Sacheri, “es una enorme bendición. Ser feliz era esto... por un rato, ojalá fuese para siempre”.
Sacheri adelantó que a partir del 8 de enero se estrenará en cines de Argentina la película basada en su novela Papeles en el viento, con dirección de Juan Taratuto.