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Economía Moral

Múltiples tendencias anuncian que el capitalismo está llegando a su fin/ II

Teoría del estancamiento del capitalismo monopolista financiero

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n The Great Financial Crisis (2009), John Bellamy Foster y Fred Magdoff (FyM) se reconocen como herederos de una tradición:

“Mucho más que otros, este libro resulta de ‘estar parados sobre los hombros de gigantes’ que a su vez estaban parados sobre los hombros de gigantes. Está construido sobre los fundamentos establecidos por Paul Baran, Paul Sweezy y Harry Magdoff, quienes a su vez se apoyaron en Marx, Veblen, Schumpeter, Keynes, Kalecki, Steindl y Minsky” (p.8).

Estos autores sentaron las bases para el diagnóstico central del libro de FyM: “la Gran Crisis Financiera ha superado a todos los shocks económicos que la precedieron a finales del siglo XX. Tanto la economía de EU como la del mundo en su conjunto están en un estado de decadencia aguda, enfrentando lo que probablemente será un estancamiento prolongado” (pp.11-12). A pesar de la prosperidad de los años 50 y 60 del siglo pasado, “algunos economistas radicales, keynesianos y marxistas, desafiando la visión dominante de la época, continuaron planteando el tema del estancamiento, sosteniendo que seguía siendo el problema central de la economía capitalista monopolista y que la prosperidad de los años sesentas dependía de estímulos insostenibles de corto plazo” (p.14). Foster y Robert McChesney (FyMc) en The Endless Crisis, 2012, señalan que aunque la noción del estancamiento como el estado del capitalismo contemporáneo es cada vez más generalizada entre líderes empresariales y hacedores de política,

“hay muy poca explicación de este estado de cosas. La teoría económica convencional no ha mostrado ser capaz de hacer esta tarea. La mayor parte de los economistas se aferran a la convicción de que el estado natural del capitalismo es el pleno empleo y el crecimiento rápido, y que eventualmente el mercado hará su magia. En contraste, nosotros argumentamos que esta es una crisis sin fin porque fluye inexorablemente del funcionamiento de lo que llamamos capitalismo monopolista financiero” (pp. vii-viii).

FyMc señalan que Paul Krugman ha calificado la crisis actual como la Tercera Depresión (la primera fue la Larga Depresión que siguió al pánico de 1873 y la segunda fue la Gran Depresión de los años treinta) y también como el retorno del Estancamiento Secular” (hipótesis manejada entre 1930 y 1950). Habría que añadir que Krugman, Premio Nobel de Economía, en su libro The Return of Depression Economics, afirmó: no sabemos cómo ocurren las crisis, reflejando de un plumazo el verdadero estado de la ‘ciencia’ económica. También dice que en Japón entre 1991-2002 la economía siguió estancada a pesar de que se adoptaron las medidas usuales de política. Califica, ante ello, de sorprendente y preocupante el optimismo de los economistas y su creencia en que saben cómo enfrentar las crisis. FyMc citan dos libros muy recientes (2011 y 2012) que utilizan el término estancamiento en sus títulos y presentan fuerte evidencia sobre la desaceleración del crecimiento económico en el primer mundo (véase gráfica).

En El Capital Monopolista (1966), Paul Baran y Paul Sweezy (ByS) señalaron:

“…no hay manera de evitar la conclusión que el capitalismo monopolista es un sistema auto-contradictorio que tiende a generar cada vez más excedente pero que no provee las salidas de consumo y de inversión requeridas para su absorción… Puesto que el excedente que no puede ser absorbido no será producido, se sigue que el estado normal de la economía capitalista monopolista es el estancamiento…lo que significa la sub-utilización crónica de los recursos humanos y materiales disponibles…En ausencia de fuerzas compensatorias [que estimulan la demanda y] que no forman parte de la ‘lógica elemental’ del sistema, el capitalismo monopolista se hundiría más y más en un pantano de depresión crónica…” “La cuestión para el capital monopolista no es si estimular o no la demanda. Tiene que hacerlo so pena de muerte. (pp.108 y 113, edición en inglés, 1966).

Sólo serán promovidos estímulos a la demanda compatibles con los intereses del capitalismo monopolista, como los esfuerzos de ventas (publicidad y mercadotecnia) y gastos gubernamentales civiles y militares. ByS parten de que

“la competencia (pequeñas empresas que producen una fracción despreciable de una producción homogénea de su rama) ha dejado de ser la forma predominante del mercado, lugar que actualmente ocupan las empresas grandes que producen una parte significativa de la producción de su rama de actividad, y que pueden controlar sus montos y precios. No podemos abstraer esta forma dominante ni introducirla como un mero factor modificador; tenemos que incluirla en el centro mismo del esfuerzo analítico, (p.6).

Desde Teoría del desarrollo capitalista (1942), Sweezy resumía así los más importantes efectos de los mercados monopolistas en el funcionamiento capitalista (cito sólo algunos): 1) suben los precios de las mercancías monopolizadas; 2) la tasa de ganancia única de la competencia es sustituida por una jerarquía de tasas de ganancia; 3) se acentúan las tendencias a la baja de la tasa promedio de ganancia y al subconsumo; 4) se bloquea la inversión en las industrias monopolizadas y se aglomera el capital donde hay mayor competencia, lo que lleva a que la tasa de ganancia pertinente para las decisiones de inversión sea más baja.

Tanto FyM como FyMc han actualizado los anteriores planteamientos para formular la teoría del estancamiento del capitalismo monopolista financiero. FyM también señalan que se apoyan en un poco conocido planteamiento de Keynes sobre el papel contradictorio de las finanzas en la economía capitalista:

“La bolsa de valores misma, sugirió Keynes, fue sobre todo un producto de los intentos de los inversionistas de reducir los riesgos asociados con la inversión productiva mediante la tenencia de derechos a la riqueza escriturados en papel y por tanto fácilmente transferibles. Pero una vez que esto ocurrió, el capitalismo adquirió crecientemente un aspecto dual reflejado en dos estructuras diferentes de formación de precios: la de los productos físicos y la de los activos financieros. Cada uno operado por separado. Al quedar convertidos los activos de largo plazo de las corporaciones en compromisos financieros de corto plazo, surge la posibilidad, argumentó Keynes, que la economía fuera más y más rehén de la especulación, generando más y más volatilidad e inestabilidad…Para Keynes, la estructura de las finanzas modernas propiciaba un desacoplamiento periódico entre el mercado de activos financieros y la producción, y la posibilidad de que las burbujas especulativas seguidas de su inevitable estallido pudieran desestabilizar el sistema en su conjunto” [Citan aquí una profética frase de Keynes: “los especuladores pueden no hacer daño cuando sólo son burbujas en una corriente firme de espíritu de empresa; pero la situación es seria cuando la empresa se convierte en burbuja dentro de una vorágine de especulación”] (Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, Fondo de Cultura Económica, 4ª edición, 2003, p. 167). (FyM, p. 16)

El argumento de Sweezy y Harry Magdoff (SyM), quien fue coautor central de Sweezy después de la muerte de Baran, explican FyM, es que la tendencia al estancamiento crea las condiciones para un viraje en el papel de las finanzas en el capitalismo: de ayudante modesto a fuerza impulsora. La especulación financiera se convirtió en segunda locomotora del crecimiento dada la debilidad de la primera, la inversión productiva. El endeudamiento creciente se institucionalizó y el sistema se volvió más y más dependiente de burbujas financieras cada vez más grandes. SyM se percataron que la esencia del capitalismo monopolista es el abrazo simbiótico entre estancamiento y financiarización. Seguiré abordando esta tendencia, una de las siete enumeradas en la entrega anterior (12/12/14).

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