El dolor profundo coloca al ser humano al borde de la locura, existe una delicada línea entre lo normal y lo anormal, pero aún en esas situaciones hay momentos de felicidad y de humor, como se refleja en la puesta en escena Spinnen, dirigida por Dana Stella Aguilar.

La obra, que tendrá una nueva temporada del 20 de noviembre al 7 de diciembre en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (CNA) con la compañía Conjuro Teatro, está basada en un texto de la autora de origen suizo Sabine Wen-Ching Wang.

Spinnen es un reflejo personal y social en torno al quehacer clínico, cómo viven las personas que tienen un trastorno mental y los momentos de impotencia, dolor e incomprensión que deben enfrentar.

El montaje presenta a cuatro actores en la sala de fumar de un hospital siquiátrico, en la aparente y sencilla cotidianidad de sus personajes, quienes dialogan sobre alguna visita, un recuerdo doloroso o la familia. Las charlas provocan discusiones de los pacientes, pero siempre retoman algún tema en su conversación.

La directora de la compañía, Dana Stella Aguilar, comenta que desde el principio le llamó la atención el humor de la autora, porque es fino e inteligente. Aunque hay gente que ríe mucho con la trama, la intención es esta doble cara de la realidad.

Hay este dolor implícito, profundo, y a la vez hay un sentido del humor relacionado con la ironía, con la inteligencia de saberse reír de uno mismo y de la situación que de pronto se vuelve absurda. En cierto modo es también una manera de revelar algo, explica la directora.

Como directora ha sido un reto importante y hermoso, incluso la cuestión poética que produce la música de violín que contrasta con la locura que es más frenética, angustiante o dura. Hay una cuestión poética natural en el texto.

Spinnen es una obra que logra transportar al público a un mundo imaginativo e irónico invadido por la locura, donde el dolor y la incomprensión se disfrazan de muchas formas.

Al observar esta doble realidad que obliga a las personas a vivir en soledad, alejados de la sociedad, Aguilar afirma que estamos viviendo una especie de deshumanización, porque colocamos etiquetas al otro y segregamos a quienes se consideran diferentes.

A pesar de las consecuencias que tiene la locura, la directora escénica considera que a veces son necesarias esas locuras que solíamos hacer de niños y provocaban placer. Los pacientes con trastornos pueden acceder a lo que quieren como seres humanos. Cuando se es niño se accede al dolor, al amor, a los deseos, accedes a los impulsos, al juego con mayor libertad.

La propuesta de Conjuro Teatro expone la necesidad de amor, de comunicación y de libertad del ser humano, ya que nadie se cura de lo que no ha sido capaz de mirar en su interior.

Sobre la locura, el actor Héctor Hugo Peña considera que es un tema abierto a diversas interpretaciones, porque es difícil establecer una frontera entre las personas que tienen un rango de normalidad. La obra deja muchas preguntas al espectador, añade.

Para Dana Stella Aguilar, la locura es un enigma, una llaga molesta y dolorosa en la sociedad, que está empeñada en acciones separatistas que poca imaginación aportan a la comprensión del ser humano. Basta etiquetar de enfermedad lo que no puede explicarse en su totalidad.

Spinnen –con traducción de Maja Schnellmann y Pedro Altamirano– surgió del ciclo de lecturas dramatizadas Theater Welt 2012 realizadas en el Teatro El Granero Xavier Rojas, del Centro Cultural del Bosque, y se estrenó en México en 2013.

Con las actuaciones de Mahalat Sánchez, Héctor Hugo Peña, Duane Cochran, Karla Miranda y Luz Marina Arcos, Spinnen se presentará del 20 de noviembre al 7 de diciembre en el Foro de las Artes del CNA (Río Churubusco y Tlalpan) con funciones jueves y viernes a las 20 horas, sábados, a las 19 horas, y domingos a las 18 horas.