Entrevista con José Antonio Sánchez, ganador del Premio Gran Angular
La primavera del mars, su primera novela, aborda el tema de las drogas
Sábado 15 de noviembre de 2014, p. 6
La literatura juvenil tiene que hablar de todo, desde la amistad y la familia hasta de los temas presentes en la cotidianidad de los jóvenes, como el de las drogas. El reto es encontrar la forma cómo contarlo, sin que sea moralino
, expresa José Antonio Sánchez Cetina, ganador del Premio Gran Angular con su primera novela La primavera del mars.
El galardonado, de 28 años, es profesor adjunto e investigador de tiempo completo en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (Cide); toca el saxofón en un grupo de electrofrancés, Disco Revólver, y su perro se llama Pulques.
Sánchez llegó a la escritura haciendo resúmenes de los libros que leía hasta que decidió escribir sus propias historias. Primero cuento y ahora esta novela destinada a un público juvenil que obtuvo el premio convocado por la Fundación SM y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
La primavera del mars sale de la moda de los monstruos, vampiros y otros seres fantásticos. Habla de las drogas.
“No pensé esta historia a partir del nicho juvenil, sino de la idea de un cuate que se inventa un placebo para salvar a sus amigos del consumo de drogas.
Se me ocurrió porque en estos tiempos donde ya hay drogas fumadas, olidas, untadas, escuchadas, debe haber una que todavía no se nos ocurra que a lo mejor son las visuales, que veamos una cosa y nos lleve a un estado alterado. Esa fue la semilla
, añade.
Conforme avanzaba en la escritura las voces narrativas eran jóvenes y se me hizo más pertinente que fueran adolescentes, porque son los que tienen más dudas. No es que cuando crezcamos dejemos de tener dudas, pero quienes pueden tener más dudas con las drogas y ese primer encuentro son los chavos
.
Joaquín, Almendra y el Gabo, Rulo son amigos. Uno de ellos llega un día con una bolsita de droga y entonces Joaco y Almendra se embarcan en una aventura para evitar que la prueben. La idea brillante que se les ocurre es crear una nueva, que en realidad es un placebo, que no se inhala ni fuma ni se inyecta: se observa. Y entonces… todo se sale de control.
En la novela las drogas no llevan el nombre por las que se conocen, pero son fácilmente identificables, y eso es porque no se les llama de la misma manera en México que en Argentina. El libro no se ata a una región o época, porque en 20 años quién sabe cómo se llamen
.
Presentación en la Filij
Dentro de la literatura juvenil “hay que hablar de todo lo que se te ocurra. Cortázar decía que no hay temas aburridos, sino abordajes aburridos de temas. Puede hablarse de lo que sea incluso de monstruos, siempre y cuando no sean los típicos que salen del ropero. Se me ocurren estas cosas: qué hace el monstruo cuando se cansa o qué pasa con el fantasma que se encuentra con un niño que es medio distraído y ni cuenta se da que lo están espantando, dice Sánchez.
“Hay un montón de formas de contar una historia y el público juvenil necesita esas historias, que no sólo pueden ser las drogas. La primavera del mars pregunta qué pasa cuando te topas con las drogas, cuando te enamoras de una chava y no tienes idea ni de qué decirle y cuando te metes en broncas con los amigos y ella es tu cómplice y en lugar de cortejarla tienes que solucionar con ella los embrollos en los que te metiste.
“Plantea la bola de dudas que a uno le vienen sobre el futuro, llámese mañana o en cinco minutos o lo que sea lo que siga la vida después de la prepa.”
“No es un libro moralino, no hay una moraleja, no es decir ‘si te acercas a las drogas es malo, te va a pasar tal cosa’. Me alegra que en verdad sea un gran angular, como se llama el premio, y pueda captar este tipo de experiencias y tratamientos de historias sin algo tan moralino. No me interesaba el ‘ve a la escuela, vive sin drogas’”.
La primavera del mars será presentado hoy a las 18 horas en el foro Café y Letras de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, Filij, en el Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Tlalpan).