Nueva York, 11 de noviembre.

Con lo prolífica que es, podría pensarse que Elena Poniatowska cuenta con una rutina especial para encontrar la inspiración cada mañana. Así que el lunes por la noche, la escritora mexicana sorprendió a sus seguidores al decirles que ese no es el caso.

Me siento frente a una máquina e intento sacar algunas ideas. No es algo ceremonial. Uno sólo tiene que hacerlo. A veces no apetece, pero debe hacerse, dijo una sonriente Poniatowska durante una conferencia en el Instituto Cervantes en Nueva York.

Pero, ¿no tiene ningún ritual, para iniciar su proceso creativo?, le insistió una admiradora entre el público.

No, no creo. No se necesitan rituales. Simplemente uno debe sentarse y hacerlo, respondió la célebre autora, en inglés, ante una audiencia ansiosa por escucharla y oírla hablar sobre su experiencia como narradora.

Poniatowska, de 82 años, llenó la sala de conferencias del Cervantes y habló animadamente con la escritora estadunidense Siri Hustvedt, en una conversación moderada por otra veterana del mismo arte, Barbara Probst Solomon.

En abril, Poniatowska recibió en Madrid el principal premio de literatura hispana, el Cervantes. Es la cuarta mujer reconocida con ese galardón desde que fue instituido en 1975. Entre sus obras figuran La noche de Tlatelolco, La piel del cielo y El tren pasa primero.

Narrará historia de los Poniatowski

Elena Poniatowska dijo que ahora quiere narrar la historia de su familia, sobre todo la del último rey de Polonia y uno de sus antepasados, Estanislao II Augusto Poniatowski.

Cuando llegué por primera vez a México no sabía nada de los Poniatowski, dijo. Poniatowski me tiene impresionada, agregó. Sólo lo he visto en cuadros. Tenía una bonita cara.

De padre polaco, madre mexicana y criada en Francia, Poniatowska nació en 1932 en París. Cuando tenía nueve años su familia se mudó a México, donde aprendió español con los trabajadores domésticos.

Elena Poniatowska, premio Cervantes de Literatura, durante su disertación del lunes en la urbe de hierroFoto Ap

Empezó una carrera exitosa como periodista en los años 50, la misma en que se publicó su primer libro, Lilus Kikus, y desde entonces alterna la literatura con el periodismo.

La educación, elemento clave

Elena Poniatowska describe en sus libros la vida social en México. Uno de los más conocidos es La noche de Tlatelolco, que retrata el movimiento estudiantil de 1968, uno que culminó de manera dramática el 2 de octubre de ese año, cuando estudiantes que realizaban un mitin fueron masacrados por soldados.

Varias personas del público le preguntaron el lunes sobre la desaparición de 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa, de quienes no se sabe nada desde que fueron secuestrados por policías el 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero. Poniatowska, quien también es activista, se ha convertido en una de las voces críticas hacia el gobierno ante la falta de respuestas en la investigación de las desapariciones.

Quiero recordarles por su nombre (a los estudiantes), quiero ver qué ropa llevaban, qué música les gustaba, si tenían novia, dijo. Voy a seguir investigando, voy a seguir recordándolos.

Las tres escritoras hablaron acerca del trato a las mujeres en el mundo de la literatura y la influencia de sus padres en ellas, entre otros temas.

Poniatowska destacó que la educación es un elemento clave que falta en varias partes de México, donde muchas personas no saben leer ni escribir, señaló. También habló del periodismo.

Tengo varias ventajas físicas. Soy muy chaparrita y entro en todos lados y la gente confía y me cuenta sus historias, explicó. El periodismo también lo vuelve a uno muy humilde. Nunca se sabe si te van a cortar el artículo, si te van a cambiar la cabeza...

Una de las obras más recientes de Poniatowska es una biografía de su autoría sobre el astrónomo Guillermo Haro, su esposo, fallecido en 1988.