A los 13 años Felipe Gil tuvo un sueño recurrente: lo raptaban, lo metían a un laboratorio y lo empezaban a convertir en mujer; sufría porque sabía que eran pesadillas, pero a la vez era muy satisfactorio... hasta sexualmente. Era como liberarme para ser lo que realmente quería, expresó en entrevista quien ahora se llama Felicia Garza, apellido de su madre con el que renació el pasado 3 de septiembre, cuando se declaró transgénero.

Las pesadillas continuaron y otras lo torturaron, y un sueño se trastocó en deseo, hasta que a sus 74 años decidió dar el paso y anunciar públicamente que en adelante sería quien realmente es.

La duda existencial llevó al joven Felipe a practicar deportes de contacto, para reafirmar su masculinidad. Después me dediqué a investigar y supe que como yo había miles de personas, las cuales desarrollaban deportes extremos o eran corredores de automóviles, por ejemplo. Era un gran antifaz de masculinidad.

Admiración, curiosidad...

En el restaurante Gino’s de Concepción Béistegui, Felicia es un suceso y las comensales le piden tomarse una foto. Hay admiración y otros sentimientos, incluida la curiosidad. Para todas y todos tiene tiempo para platicar. Entró en una etapa de autognosis compartida.

–Felicia, ¿extraña a Felipe Gil?

–No, para nada. Si antes no hice esto fue porque no tenía la información. Yo no sabía lo que me pasaba, ni siquiera me aceptaba, aunque debo tomar responsabilidad sobre lo que he creado. Seré Felipe Gil para mucha gente, para el público, que no puede borrarme de su memoria.

“Felicia –nombre derivado de su famosa canción La felicidad, éxito en voz de Gualberto Castro– ha existido toda mi vida, lo que pasa es que yo no sabía de la diferencia de género que yo tenía. Eso lo vas aprendiendo con el tiempo, así como la incomodidad con el cuerpo que tienes.

“Yo nací así, por un factor genético. Soy un caso de intersexualidad especial: se llama síndrome de infertilidad andrógena. Me falta una proteína para asimilar la testosterona. El proceso de cambio comenzó hace seis años. En ese entonces me hicieron tres operaciones en una semana y casi pierdo la vida. Me dije que ese era un llamado hacia la cordura, una bendición disfrazada, y me plantee que debía cambiar algo en mi vida.

“Empecé a buscar, a informarme sobre lo que era mi condición a lo que anteriormente no tenía respuestas claras. Entré a Internet, viajé por las redes y encontré personas por todo el mundo y hallé mi caso. Vi que había muchas personas como yo.

“Comencé por aceptarme y fue cuando dije: ‘ya, llegó el momento de hacerlo’. Desarrollé un plan de cómo le iba a hacer. Me puse a leer la vida de algunas personas como yo y supe de las experiencias, de los consejos. De todas maneras fue un salto y no sabía qué iba a pasar ni el efecto que iba a causar en mi persona, en mi familia, en la sociedad. Como en todo, hay ganancias y pérdidas. He sentido lo maravilloso de poder salir, el apoyo de la gente con la que trabajo, de muchas personas del público, de nuevas amistades.

También perdí a parte de mi familia, al ser que amé durante casi 22 años de mi vida. Tuve que decirle adiós, porque ya no estaba dentro de su paradigma la manera en que yo me iba a presentar al mundo. ¡Es duro, lógicamente! Para mí fue prepararme, porque esto no se trataba de una aventura, porque iban a pasar cosas sorprendentes. Debes estar preparado para perderlo todo. Si haces esto vas a tener todas las agallas. Es para iniciar la vida como si estuvieras naciendo otra vez.

No tengo reticencias para ninguna pregunta porque ya no tengo secretos.Ya no me escondo de nada. Simplemente me siento más contenta que nunca, afirma Felicia GarzaFoto Carlos Ramos Mamahua

–¿Cómo fue ese día, esa mañana en que dio la noticia?

–Estaba nerviosa, porque sabía que ya había fotos mías en Internet y cundían los rumores. Decidí abrirlo y liberarme. Dejaba esta cruz que había cargado durante tanto tiempo. Sólo quien la carga sabe lo que pesa.

“No tengo reticencias para ninguna pregunta, porque ya no tengo secretos. Ya no me escondo de nada. Simplemente me siento más contenta que nunca. Ahora soy más alegre. Como Felipe Gil era más acartonado. No me importa el qué dirán y de todas maneras no somos moneditas de oro y a unos les va a caer mal y a otros bien.

Para mí, la mexicana es una sociedad en plena transformación; estamos transitando de un patriarcado a nuevas formas de relación. En unos días voy a ir a Juchitán, invitada por la comunidad de la diversidad para la que llaman La Fiesta de las Velas.

Al mundo venimos a aprender

Para la ocasión irá vestida con el traje típico de las juchitecas. Mostró fotos con ese atuendo.

Antes hablaba de mí, pero ahora trato de hablar de terceros, para ayudarlos. Estoy creando un a asociación que se llama María Conesa. La gente prefiere a la gente alegre. Mis canciones no son de sufrir. Ya bastante de eso hay en el mundo. Al mundo venimos a aprender y yo ya llegué a los 74 años. Como dice el dicho: más sabe el Diablo por viejo que por Diablo. He paladeado los distintos sabores de la vida y creo que todavía me faltan. Ahora he conocido gente y sitios que antes ni cómo. Yo casi nunca había ido, por ejemplo, a la Zona Rosa. Nunca había entrado a un antro gay. He ido con amigas y nos divertimos. Al igual que a lugares para transgénero.

–¿Quién la busca más, los hombres o las mujeres?

–¡No, pues las mujeres! Hay quien podría ponerme la etiqueta de lesbiana, pero no creo en eso. No importa la apariencia, el nombre ni la edad. Hace un año que terminé con mi pareja y no he buscado a nadie. Me siento feliz con mi búsqueda espiritual.

De Sófocles toma para sí un personaje: Tiresias, el primer personaje transexual en la literatura. Es un hombre que viajaba en tierras helénicas y encuentra a dos serpientes copulando. Las serpientes se enojan y lo convierten en mujer por siete años. Después las serpientes lo regresan a su figura masculina. Zeus y Hera discuten sobre quién del hombre y la mujer obtienen más placer. Zeus dice que el hombre y Hera que la mujer. Le preguntan a Tiresias, quien asegura a Zeus que es el hombre. Hera lo castiga y lo deja ciego. Zeus no puede acabar con el maleficio y lo convierte en el oráculo más importante de Grecia. Discernía entre los problemas del hombre y de la mujer. Creo que me estoy acercando a eso y entiendo la problemática tanto del hombre como de la mujer.

La primera aparición artística de Felicia Garza fue el sábado pasado, en Ocoyoacac, estado de México, con entrada libre. Otra experiencia será en diciembre, en la asamblea plenaria de la Sociedad de Autores y Compositores de Música, organismo del cual es vicepresidente operativo. Género nuevo, vida nueva. Felicia es una delicia.