Primero fue Teseo, hace casi 10 años, ahora el ensamble Tempus Fugit estrenará en México otra ópera de Georg Friedrich Händel: Alcina, singular propuesta que confronta lo histórico con lo contemporáneo.

De acuerdo con Christian Gohmer, director de esa agrupación e impulsor de este montaje, el giro novedoso y actual que se dará a esa obra barroca tiene que ver con la parte escénica, a cargo de Lilia Avilés y Laura Uribe, al ubicar las situaciones y acciones en nuestro tiempo.

El apego a los patrones de época consistirá en el tratamiento musical, destaca, pues será una interpretación de corte histórico a partir de los descubrimientos sobre las maneras y técnicas de ejecución barroca actualmente en boga en Europa.

Con un costo total de 750 mil pesos, la puesta en escena –que será presentada en el Teatro de las Artes en tres funciones a partir de este viernes– es posible gracias a un apoyo del programa México y escena, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).

Dos siglos en el olvido

Alcina es la tercera obra que Händel compuso de forma consecutiva inspirándose en textos de Orlando Furioso, después de Orlando y Ariodante. Fue estrenada en abril de 1735, tan sólo ocho días después de haber sido concluida.

Durante tres años su presencia en los teatros fue más o menos constante, pero a partir de 1738 cayó en el olvido y debieron transcurrir casi dos siglos para que volviera a representarse, lo cual ocurrió en Leipzig, Alemania, en 1928.

El trabajo de Gohmer al frente de Tempus Fugit, en el rubro de la ópera, se ha caracterizado más bien por el montaje de títulos contemporáneos. Este año, por ejemplo, presentó La medium, de Gian Carlo Menotti, y La violación de Lucrecia, de Benjamín Britten.

La elección de Alcira por el músico tuvo que ver, por un lado, con que se trata de una obra que le atrae desde hace 15 años, cuando era estudiante del taller de ópera.

Sin embargo, la razón principal para hacerla ahora es que le interesa mucho mostrar al público, tanto al conocedor como al que no lo es, el paralelismo que hay entre las óperas barroca y contemporánea.

Al respecto, explica en entrevista: Se cree que la ópera de cámara se inició en el siglo XX; pero no, se ha hecho desde el barroco: el tratamiento musical y el escénico son los mismos, sólo que tres siglos antes.

Define a Händel como un compositor complicado y destaca que, a diferencia de sus colegas contemporáneos, con excepción de Bach, él desarrolló la belleza de la voz de forma elevada en la ópera. Revolucionó, agrega, la forma y el estilo del género.

Otro aspecto que destaca del autor de origen alemán, naturalizado inglés, es el tratamiento orquestal que da a sus creaciones operísticas, al emplear pocos instrumentos, lo que le permitía una movilidad poco común en ese entonces.

Contrario a lo que ocurría con los compositores de su época, él fue muy inteligente en cuanto a la economía de recursos y logró un conjunto orquestal no sólo innovador, sino muy funcional en su momento. Händel estaba pensando en el balance de las voces, algo muy novedoso para esos años.

La naturaleza humana es la misma

Respecto de la propuesta escénica, Gohmer detalla que Laura Uribe y Lilia Avilés, de la Máquina de Teatro, optaron por una aproximación contemporánea, con la finalidad de que el público pueda identificarse con la historia.

Los rasgos de la naturaleza humana son los mismos sin importar las épocas, lo único que cambia son nuestros contextos, asegura. Es una obra que habla sobre cómo el conocimiento puede rescatar a la humanidad de la oscuridad y las sombras de la superchería y la superstición.

El elenco de Alcina está integrado por Adriana Valdés, Carla López-Speziale, David Orlando Pineda, Amalia Sierra, Graciela Morales y Armando Gama.

Las tres funciones serán el 31 de octubre, el primero y el 2 de noviembre en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y calzada de Tlalpan, estación General Anaya del Metro), viernes y sábado, a las 18, y domingo a las 17 horas.