El consumo nocivo de alcohol es la enfermedad más negada en el país. Está relacionado con más de 60 enfermedades, pero 75 por ciento de los dependientes de las bebidas nunca llega a tratamiento. Uno de los aspectos más graves es la permisividad para el consumo de adolescentes, advirtió María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Este es uno de los temas en los que se debe enfocar el trabajo de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), por varias razones, entre ellas, que de acuerdo con datos oficiales, 63.2 por ciento de los consumidores de drogas ilegales se inició con las bebidas embriagantes.

En entrevista luego del acto organizado por la Asociación Mexicana sobre la Adicción (Amesad), donde le entregaron un reconocimiento por su trabajo en el tema, la especialista resaltó la importancia de ampliar a todo el país la aplicación del programa Conduce sin Alcohol (alcoholímetro) que en el Distrito Federal logró reducir en más de 30 por ciento la mortalidad por accidentes de tránsito.

Además, el abuso en la ingesta de bebidas alcohólicas está relacionado con más de 60 enfermedades, principalmente cirrosis hepática, diabetes mellitus, cáncer, afecciones cardiacas, daños al hígado, estómago y sistema nervioso. El alcoholismo es causa de anemia y desnutrición.

Durante el embarazo puede producir daños irreversibles en el producto, entre otras, malformaciones de cráneo y cara, retraso físico y mental, así como bajo peso al nacer.

Además, la ya conocida asociación entre el consumo de alcohol y las lesiones intencionales (suicidio y violencia) y no intencionales (accidentes de tránsito, caídas, traumatismos y envenenamientos).

De acuerdo con los datos más recientes, de la Encuesta Nacional de Adicciones 2011, en México hay 27 millones de personas de 12 a 65 años de edad que consumen alcohol, de los cuales 4 millones son dependientes de la bebida.

Medina Mora reconoció que en el trabajo para desalentar el consumo nocivo se tienen que enfrentar muchos intereses, principalmente económicos, pero se debe hacer y avanzar en la prevención. Los adolescentes no deben tomar, pues se sabe, apuntó, que el inicio temprano en el consumo de alcohol incrementa el riesgo de desarrollar dependencia.

Tenemos que acompañar a los jóvenes en esta etapa, que maduren su cerebro y entonces sepan hacer un uso responsable del alcohol. De otra forma, se mantendrá la tendencia revelada en una encuesta, sobre adultos jóvenes que en 2005 ya habían probado las bebidas y actualmente la prevalencia en el consumo es muy alta.