Texcoco, Méx., 26 de octubre.

En un concierto que devino mitin, el pasado sábado el grupo La Tremenda Korte instó al público, la mayoría jóvenes, a exigir justicia en el caso de los normalistas desaparecidos en Guerrero. ¡Ni un paso atrás!, fue el coro repetido a lo largo de la tocada, realizada en el Jardín Central, en el segundo Festival de Música Vientos de la Montaña, que finalizó el domingo.

El ska de los tremendos se escuchó como nunca, enriquecido por el talento de los integrantes de la Sinfónica de Metales de la Montaña, dirigida por Joel Aguilar Espinosa.

A las siete de la noche, el Jardín Central semejaba un día soleado de domingo, con niños con globos, gente que comía elotes, nieves de limón, a pesar del frío, familias paseando.

Aún se comentaba el concierto de un día antes, en el que Héctor Infanzón hizo un trabajo de armonía de gran nivel con la Banda Sinfónica de Santa María Tecuanulco, dirigida por Pedro Arpide.

Eso por el lado de la música de atril, porque ese sábado la noche fue de ska sinfónico, una experiencia inédita, hasta donde se sabe.

Para Manuel El Loco, vocalista orate de verdad, con la sinfónica hicieron una fusión verdadera, con una banda de nativos de esta zona, con otra apreciación musical. Nos enriquecimos, tanto ellos como nosotros. Después de que hemos tocado ska 20 años esta fusión nos ha refrescado. Es un buen momento porque este lunes sale nuestro nuevo sencillo. Lo que hicimos fue mantener la estructura de las canciones, pero con barítonos, tubas, trompeta. Tenemos el plan de hacer algo conjunto con la Arrolladora Banda El Limón.

Los skaseros sacudieron el suelo

Empezaron el toquín y el brincadero hizo temblar el suelo. Los chavos de acá son tranquilos; los negocios no cerraron, pese a la bola de skaseros. Los policías vigilaron a distancia, sin molestar.

El Loco cantó Tres patines, Veneno y el inédito La milpa de la desolación, que habla del derecho a cantar, a exigir lo que por naturaleza es de nosotros. Digo que lo que quiero es cantar y no pelear. El país está viviendo momentos difíciles y se la dedicamos a Mireles y a las autodefensas, a los compañeros de Ayotzinapa. Ya habíamos tenido la oportunidad de saber de sus luchas. Vivo en Guerrero y lo que hay es mucho sentimiento, dolor. Tuvimos la oportunidad de ver a los padres de los normalistas y conmueve su dolor reflejado en las ojeras, por los recuerdos de sus niños. Esto de Guerrero es un crimen de Estado. ¡No! Son personas que única posibilidad que tienen para un nivel de vida mejor es estudiar en una normal rural, además de que sus sueldos son muy bajos.

Los círculos de amor fueron el contexto para el slam. Fue un espectáculo para los más viejos, y algunos hasta bailaron a su modo. Un momento de prendidez fue cuando los músicos de la sinfónica bailaron en el escenario, cargando sus instrumentos.

Para Joel Aguilar es un orgullo tocar con La Tremenda Korte. “Lo que se oyó fue ska. Se ve que a la gente le encantó. La estructura de las canciones es simple. Un poco más elaborada es la de Veneno. Los músicos de la sinfónica están acostumbrados a ver al director y lo siguen.”