La equidad social con enfoque de género continúa siendo un tema tabú para determinados medios de comunicación en el país, ya que algunos de los más importantes grupos empresariales en el ramo siguen difundiendo estereotipos trasnochados de la mujer mexicana, aseguró Silvia Solís Hernández, del colectivo Equidad y Género.

Al participar en el tercer Foro de Comunicación Intercultural: Comunicación sin Discriminación, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, deploró que el rol de la mujer como objeto sexual, de capacidades mentales inferiores y supeditada a las necesidades y deseos del hombre constituye todavía un modelo que se promueve de manera habitual por ciertos canales de mayor audiencia de la televisión privada concesionada, programas radiofónicos, así como en algunas publicaciones periódicas impresas, tanto diarios como revistas.

Y aunque el problema se ha analizado, indicó, todavía falta mucho por avanzar. Los medios de comunicación han desempeñado un papel fundamental y trascendente en los procesos de evolución social; sin embargo, a pesar de su notoria capacidad para promover los procesos sociales evolutivos, favorecedores de bienestar social, algunos siguen ejerciendo modelos acartonados y esquemas obsoletos, disfuncionales, de pensamiento y comportamiento colectivo, valores contrarios a nuestra Carta Magna y diversos tratados internacionales asumidos por México ante el mundo.

La activista aseguró que la libertad de expresión es un derecho inalienable, pero por el bien de la sociedad en su conjunto, los medios de comunicación necesitan ejercer con responsabilidad y compromiso ético su función informativa y de entretenimiento.

Con escasas excepciones, resaltó, las telenovelas producidas y transmitidas por las principales televisoras de cobertura nacional fortalecen la imagen de la mujer que debe atender las necesidades de su marido y del hogar, dejando en plano secundario su propio crecimiento y desarollo personal e integral.

Añadió que el Estado y la sociedad en su conjunto tienen la obligación de velar por los derechos de todas las personas. La población en general, dijo, necesita impulsar y promover el cambio cultural que permita una convivencia social más equitativa, donde las mujeres y los hombres contemos, en los hechos cotidianos, con los mismos derechos y oportunidades de desarrollo social.