rear nuevas herramientas terapéuticas para enfrentar y combatir el cáncer es el propósito de la doctora Ruth Ruiz Esparza Garrido. La búsqueda de nuevas rutas para acceder a las células malignas en los tumores de mama y del cerebro, con el fin de identificar los blancos contra una de las principales causas de muerte en México, es la motivación principal de esta joven investigadora.
Después de estar sin empleo por más de dos años, desde que concluyó su doctorado, y a punto de dejar nuestro país en busca de las oportunidades que aquí no se le brindaban, logró por fin obtener trabajo gracias a las recientemente creadas Cátedras Conacyt para jóvenes investigadores.
Tuve la oportunidad de platicar con Ruth durante un receso de una reunión realizada el jueves pasado en el auditorio de la Academia Mexicana de Ciencias, en la que el director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Cabrero, acompañado por todos los directores adjuntos de ese organismo, dio la bienvenida a los 574 jóvenes científicos seleccionados este año en este programa.
Ruth me comentó que al principio estuvo decepcionada, como muchos de sus compañeros, por no poder conseguir trabajo y con ello las condiciones para realizar su proyecto de investigación; pero ahora la invade una gran motivación: Todos (los jóvenes recientemente contratados) tenemos una gran expectativa, para nosotros es una gran alegría formar parte de este proyecto y poder mostrar todo nuestro potencial
, me dijo.
Este programa es una novedad en la administración pública de la ciencia y la tecnología. Además de buscar el rejuvenecimiento de la planta de investigadores en el país, está alineado con otras metas, como la creación de centros de investigación y el fortalecimiento de los existentes, así como la descentralización y desarrollo regional, pues las nuevas plazas se distribuyen preferentemente –aunque no de manera exclusiva– entre las instituciones científicas de las entidades federativas de menor desarrollo en estas áreas.
La convocatoria para la primera edición de las Cátedras Conacyt arrojó información muy interesante, como la inscripción en el padrón de alrededor de 3 mil jóvenes, lo cual da una idea de la gran potencialidad que tiene nuestro país, que, lamentablemente, está siendo desaprovechada (o aprovechada por otras naciones).
Las plazas otorgadas este año representan aproximadamente la cuarta parte de las que se necesitarían para cubrir la demanda. Si a esto se agrega que cada año se gradúan en México unos 8 mil jóvenes en el nivel de doctorado, podemos darnos idea del trabajo que queda por hacer en nuestro país. Estas cátedras son en realidad un experimento que muestra un camino que, en mi opinión, debe seguirse.
La creación de las Cátedras Conacyt ha sido complicada. Los jóvenes investigadores no son contratados por las instituciones en las que van a trabajar, pues son personal del Conacyt. La primera dificultad fue convencer a algunos funcionarios y políticos de que no se trataba de personal para aumentar la burocracia en ese consejo, sino de científicos que van a realizar proyectos en beneficio del país. Otra dificultad han sido las instituciones, para las que puede resultar incómodo tener personal que no está bajo su mando (aunque los jóvenes tienen que ceñirse a todas las reglas institucionales). Esto ha llevado a realizar contratos individualizados.
Pero la razón de lo anterior es muy simple: se trata de proteger a los jóvenes para que puedan dedicarse íntegramente a sus proyectos pues, como ha señalado en diversas ocasiones el director general del Conacyt, hay una edad en la que los científicos deben tener la posibilidad de desplegar al máximo su potencial. Cada investigador recién contratado (y la institución) recibe además un apoyo por 500 mil pesos para poner en marcha sus proyectos.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el presupuesto de ciencia? El proyecto de presupuesto para ciencia, tecnología e innovación (CTI) para 2015, que analizará en breve la cámara de Diputados, es de 88 millones de pesos. Si bien hay un incremento de aproximadamente 4 por ciento en términos reales respecto del del año previo, se trata de un aumento moderado, el cual, como ya he señalado aquí (La Jornada, 9/9/14), pone en duda la meta planteada por el presidente Enrique Peña Nieto de alcanzar uno por ciento del producto interno bruto para estas actividades en 2018.
Ante los crecientes rumores de ajustes a la propuesta enviada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Púbico dada la reducción transitoria de los precios del petróleo, el presupuesto para CTI no sólo debe mantenerse, sino incrementarse en algunos rubros. Uno de ellos es precisamente el de las Cátedras Conacyt. La propuesta de Hacienda prevé la creación de tan sólo 225 nuevas plazas (contra 574 en 2014).
Los diputados pueden contribuir de manera decisiva a corregir estas deficiencias en la propuesta presupuestaria, y acortar la brecha respecto de las metas planteadas por el gobierno federal.