‘‘¿Por qué la gente sencilla es la que tiene que sufrir?’’: párroco
Miércoles 15 de octubre de 2014, p. 5
Chilpancingo, Gro., 14 de octubre.
‘‘¿Por qué la gente sencilla es la que tiene que sufrir?’’, preguntó el sacerdote Víctor Aguilar en la misa que ofició en la catedral de Santa María de la Asunción, donde concluyó la marcha que padres y madres de familia, así como estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, realizaron en demanda de la presentación con vida de sus 43 hijos y compañeros desaparecidos.
En la protesta también se exigió la salida del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, y la detención del alcalde con licencia (y prófugo) de Iguala, José Luis Abarca Velázquez.
En la manifestación, que partió de la estatua de El Caballito, al norte de la ciudad, participaron unos mil estudiantes de distintos niveles educativos y paterfamilias, en su mayoría campesinos. La protesta estuvo encabezada por una banda de guerra de Ayotzinapa.
Ya en la misa, el sacerdote Víctor Aguilar pidió a la Virgen de Guadalupe ‘‘que regresen con vida los 43 alumnos’’, plegaria a la que se unieron los feligreses. Ahí se encontraban los padres y madres de familia de los normalistas desaparecidos cuando se enteraron de que el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, confirmó que ninguno de los cuerpos hallados en las primeras fosas clandestinas de Iguala era de algún estudiante.
‘‘Están jugando políticamente con el caso; es un juego y daña moralmente a los padres de familia, porque primero dicen que sí son y luego se desdicen’’, comentó uno de los dirigentes estudiantiles de la Normal de Ayotzinapa. Adelantó que ‘‘se va a intensificar la búsqueda de los cuerpos, porque si no están en las fosas, ¿dónde están?’’
Mario César González, padre de uno de los 43 estudiantes ausentes, coincidió: ‘‘Teníamos un poco de miedo (de que los restos fueran de sus hijos), porque ya no sabemos qué pensar, pero nos damos cuenta de que el gobierno está mintiéndonos. No va a faltar que encuentre otras fosas y otros difuntos. Está claro que ellos los tienen, y desgraciadamente es la misma porquería de policía, la de (la Secretaría) Gobernación.
‘‘Ya no encuentran la forma de cómo regresárnoslos, porque los gobiernos federal, estatal y municipal los tienen y los deben entregar vivos.’’