América debería ser el Continente Plurinacional Abya Yala
Nacionalizados los recursos económicos, nos hemos independizado económicamente. Ahora en el país no definen políticas económicas los Chicago boys, sino los boliviano boys. Antes la poca riqueza se privatizaba o se exportaba, ahora se socializa y se queda
Domingo 12 de octubre de 2014, p. 27
La Paz, 11 de octubre.
Con problemas irresueltos como el descontrol en la producción de hoja de coca, que según la ONU se desvía en 95 por ciento al narcotráfico, y la endémica desigualdad social, Evo Morales busca ganar en las elecciones de este domingo su tercer mandato consecutivo apoyado en la bonanza económica por la que atraviesa el país. Entrevistado por La Jornada, el presidente Evo Morales dijo que las relaciones con Estados Unidos van mal, pero que a él no le importa; que de los movimientos indígenas latinoamericanos partirá el cambio y que si él tuviera la responsabilidad de encabezar este proceso refundaría América y la llamaría Continente Plurinacional Abya Yala.
–La historia de las revoluciones se pueden dividir en cuatro etapas, la primera, que es la de los deseos de libertad y sus batallas; la segunda, del arribo; la tercera, de la crisis de consolidación, y una cuarta, la del avance pleno ¿En qué etapa está la boliviana?
–Bueno, creo que en la segunda o tercera etapa. Ha sido muy difícil. El proceso mismo de la liberación del pueblo boliviano, que era el proceso de la refundación de Bolivia, de pasar de un estado colonial a un estado plurinacional entre 2006 y 2009, cuando intentaron dividirnos. Pero que tan importante ha sido pasar del estado colonial mendigo y limosnero a un estado plurinacional digno; ahora tenemos dignidad. Ahora creo que estamos en la etapa de la liberación económica. Nacionalizados los recursos económicos, nos hemos nacionalizado económicamente. Ahora aquí no definen políticas económicas los Chicago boys, sino los boliviano boys. Pero paralelo a eso, acompañamos la redistribución de la riqueza. Es decir, antes la poca riqueza se privatizaba o se exportaba, ahora se socializa y se queda en Bolivia. Algunos datitos: la renta petrolera en 2005 era de 300 millones de dólares; el año pasado llegamos a más de 5 mil millones de dólares. Este año, con la mayor producción, vamos a llegar hasta 7 mil millones de dólares. ¿Cuánto era la inversión pública en 2005? 600 millones de dólares; para este año están programados más de 6 mil millones de dólares de inversión pública. Es decir, la nacionalización ha cambiado totalmente la situación económica; a eso le llamo yo la liberación económica.
–¿Se nota eso en los bolsillos de los bolivianos?
–Esa es la tarea ahora: liberar a la microeconomía, es decir, que pese a que hemos reducido de 88 a 18 por ciento la pobreza, existe todavía. ¿Cómo hacemos para dar oportunidades a esas pequeñas familias campesinas, especialmente indígenas? Con programas sociales como el de la Alianza Rural, un pequeño proyecto productivo donde donamos 70 u 80 por ciento y de 20 a 30 por ciento pone el beneficiario. Hemos creado el Banco de Desarrollo Productivo el cual cobra 6 por ciento del interés anual para todo tipo de proyectos, no sólo para servicios y comercio. Eso ha permitido que el pequeño productor o empresa familiar vaya mejorando su economía”.
–¿Qué viene ahora para Bolivia en este tercer periodo?
–Seguir con la reducción de la pobreza, la meta para 2020 es reducirla a 8 por ciento. En lo económico, con la industrialización, vamos a pasar de la economía de la materia prima a la economía de la industria. Vamos a convertirnos en el centro energético de Sudamérica.
No tenemos más de 10 millones de habitantes, pero nos sobra energía termoeléctrica; de las hidroeléctricas estamos pasando a la energía limpia, como la eólica y la solar, y el próximo año entraremos a la energía geotérmica y, por tanto, los problemas que tienen los países vecinos como Brasil, Argentina y Chile podrán solucionarse. Nosotros compartiremos con ellos lo poco que tenemos y así tendremos más recursos económicos para seguir produciendo más energía. Por eso estamos convencidos de que Bolivia será el centro energético, no sólo con el gas natural y el gas licuado de petróleo, sino con la energía eléctrica.
–China explotará el hierro boliviano; Irán, entre otros países, está interesado en la energía nuclear, varias naciones europeas siguen invirtiendo en Bolivia ¿Qué demuestra esto?
–Aquí hay dos aspectos en este tema: el campesino, el indio sólo servía para votar; ahora demostramos que sabemos gobernar y administrar bien un Estado y por eso podemos ganar fácilmente las elecciones. Por tanto, las inversiones son deseables, porque las inversiones están garantizadas.
Nosotros somos de una economía plural donde se respeta la propiedad privada, la inversión pública, la inversión privada, la economía estatal, la economía comunal, la economía asociativa, que son las cooperativas, y vamos a seguir respetando eso. La diferencia es que ahora los empresarios en Bolivia hacen plata sin hacer política. La política debe ser una ciencia al servicio del pueblo.
–Dice usted que todo comenzó con la nacionalización de los recursos naturales, sin embargo, hay países de la región que van en sentido opuesto…
–Están equivocados. Yo les recomendaría que no se sometan al Fondo Monetario Internacional, que sigue siendo el mejor instrumento financiero de los banqueros y empresarios trasnacionales.
Nosotros tenemos que definir como gobierno, como presidentes, gobernar obedeciendo al pueblo, gobernar escuchando al pueblo, pero lamentablemente en algunos países de América Latina y el Caribe no gobiernan presidentes electos por el pueblo, porque fueron electos por banqueros y empresarios. En Estados Unidos, por ejemplo, Barack Obama no gobierna nada. Ahí hay un gobierno de las trasnacionales y de los banqueros; Obama es un títere de los banqueros.
–A propósito: ¿cómo están las relaciones con Estados Unidos?
–Malas, por supuesto, y no me interesa mucho; sin el embajador de Estados Unidos nos sentimos dignos y soberanos, estamos políticamente mejor; sin el FMI estamos mejor económicamente, sin sus chantajes y condicionamientos.
–Ha dicho que, como en Bolivia, de los movimientos indígenas partirán los cambios, ¿en el resto de la región será así?
–En 1992, a 500 años de la invasión europea, nos reunimos con la compañera Rigoberta Menchú y otros, ahí dijimos: iremos de la resistencia a la toma del poder y nosotros hicimos eso aquí.
“Yo veo al movimiento indígena dividido, por ejemplo a los hermanos de Perú; aquí estábamos igual, qué difícil fue lograr la unidad. Pero si queremos combatir al imperialismo y al capitalismo sólo será posible con unidad y recuperando la forma de vivencia indígena de la solidaridad y complementariedad, no sólo entre los seres humanos, sino con la naturaleza. Tenemos la obligación de entender bien este tema y lamento mucho la actitud de los países altamente industrializados que ni siquiera pueden ratificar los protocolos de Kyoto, por ejemplo.
–Esos movimientos indígenas reclaman un liderazgo continental, ¿estaría usted dispuesto a tomar ese reto?
–Yo no creo tanto en los líderes, yo vengo de un movimiento horizontal donde todos somos responsables de todo y decidimos juntos. Yo creo que deben haber convocatorias y encuentros continentales con propuestas concretas… ¿que quisiera yo para América? Escúcheme bien: si estuviera bajo mi responsabilidad yo refundaría América y la llamaría Continente Plurinacional Abya Yala, porque somos diversos y porque ese fue el nombre original del continente antes de la llegada de los españoles.
–¿Cuál es la situación del narcotráfico en Bolivia?, una oficina de la ONU dice que 95 por ciento de la hoja de coca del Chapare está sin control y podría estar siendo usada por narcotraficantes.
–Sea del Chapare o de Los Yungas, si hay un mercado ilegal van a desviar, por más que racionalicen. Aquí hay que atenerse al mercado, es la demanda la que crea este problema. El origen del narcotráfico es el mercado, la demanda de los países industrializados.
A nosotros nos dejaron con 32 mil hectáreas de coca en 2005; sin muertos ni heridos hemos reducido a 23 mil hectáreas, una marca histórica. Pero por más que reduzcamos, si hay mercado, habrá desvíos. Tenemos nuestro propio programa de combate al narcotráfico reconocido por las Naciones Unidas y la Unión Europea, pero no por el Departamento de Estado de Estados Unidos; ahí se demuestra cómo Washington usa el narcotráfico con fines geopolíticos.