Barco de libros
ntes que nada un minuto de silencio por los normalistas caídos, minuto que ahora pido yo pero que en Acapulco, el sábado pasado, propuso la poeta y funcionaria cultural Citlali Guerrero, quien con voz entrecortada refirió que su estado no se merece esto
.
Cumplido el rito –que es ejercicio de memoria, no de olvido–, paso a contar que, convocados por los organizadores del encuentro de poetas jóvenes denominado Barco de libros, estuvimos en el puerto casi de entrada por salida para leer algunos textos de la antología Una vez, una vida, que preparó para la Secretaría de Cultura jalisciense Ramiro Aguirre.
Agradezco la para mí insólita invitación, a cargo sobre todo, entiendo, de Yelitza Ruiz, Antonio Salinas, Frida Azul y Ricardo del Carmen Gallardo, quienes según pude percibir se comprometen del todo con sacar adelante este symposium que va ya en su séptima edición.
Trato de responder enseguida a ciertas curiosidades y comentarios que, en público o en privado, se me plantearon –no sin antes nombrar a algunos (no es posible a todos) de los participantes.
Entre estos estuvieron Ángel Vargas, Jesús Bartolo, Carlos Ortiz, Adriana Tafoya, Andrés Cisneros, Raciel Quirino, Iris García, Óscar de Pablo, Ulber Sánchez, Dalí Corona, Audomaro Hidalgo, Arí J. García, Marxitania Ortega, Jeremías Marquines, Gilma Luque, Sergio D. Lara, Elizabeth Delgado y Ana Velarde.
¿Qué aconsejar a los jóvenes? Tengo tantos años de aconsejar que considero tiempo es de hacerse a un lado, de poner atención en lo que viene y, si se puede, de ello aprender.
Me gusta que muestre sus sentimientos en vez de cultivar sólo la forma. Precisamente porque soy sentimental o, si se quiere, emotivo, trabajo la forma. Algún control debe haber. De ahí mi interés por la canción, por el soneto.
¿Qué importancia tiene lo que están escribiendo los jóvenes? Cuento una anécdota: en otro encuentro al llegar a la ciudad de Oaxaca, las cámaras televisivas nos asediaron. Sonaba en las bocinas del aeropuerto, a la marimba, La llorona. ¿Qué importancia tiene este encuentro?
, preguntó demandante una conductora. La misma
, contesté, “que la que tuvo La llorona al nacer”.
Quiero y quise decir con ello que la posible importancia de algo no fácilmente puede ser apreciada de inmediato.
¿Cómo ve los premios?, ¿están arreglados? Conformar un jurado es de alguna manera decidir un premio. Ello no implica, por supuesto, previsión alguna. Es cuestión de gustos e inclinaciones literarias.