La compasión por el rival abatido impidió que el campeón mundial Jhonny González liquidara a su oponente, Jorge Travieso Arce, el sábado en Los Mochis. En cuanto se dio cuenta de que el retador no tenía ninguna posibilidad de ganar después de enviarlo a la lona y vio la desesperación del equipo del Travieso y de su familia para que desistiera de seguir peleando, Jhonny ya no tuvo coraje para seguir con el castigo.

Fue compasión porque era su última pelea, porque estaba ante su gente y no tenía esperanza alguna de ganarme, ya no pude, cuenta el monarca pluma del Consejo Mundial de Boxeo, quien, después de largas negociaciones, brindó la oportunidad al Travieso para que buscara un sexto título en otra división. Pero esa ilusión se la destrozó Jhonny.

Fue dramático, porque cuando lo tumbé vi que la pelea la ganaría fácilmente, entonces ya no quise darle mis golpes de poder para no lastimarlo, dice Jhonny como si le costara trabajo admitir su superioridad, evidente en cada uno de los 11 asaltos que ganó esa noche, en la que derribó en tres ocasiones al Travieso antes de derrotarlo por nocaut técnico.

Incluso agradece que se percató de esa alarma, porque le permitió replantear su estrategia. Ya sabía que ganaría, entonces era innecesario cebarse ante un rival indefenso y ponerlo en riesgo de una lesión seria. “En mi opinión hay que retirarse a tiempo para no exponerse a una tragedia. Yo (en el lugar del Travieso) no habría aceptado una pelea como esta”.

Es cierto que éste no era el rival que le convenía, concede Jhonny, pero a cambio está convencido de que ganó en popularidad. Además, y aunque no revela el monto, esta pelea le dejó muy buenas ganancias. Pero es cierto –no esquiva– que en el futuro debe buscar mejores oponentes.