Martes 30 de septiembre de 2014, p. 16
En el Día Nacional del Maíz, agrupaciones defensoras de la agricultura campesina, derechos humanos y ecologistas hicieron un llamado a la ciudadanía, y en particular a los habitantes de la ciudad de México, para defender este grano, a la Madre Tierra
y rechazar las reformas estructurales de muerte, como la energética, porque pone por encima de la producción de alimentos la extracción de petróleo y gas
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Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, destacó que para los campesinos la defensa de la milpa significa también luchar por la vida, la justicia y una buena alimentación. Llamó a la organización y a la autogestión para evitar la privatización del agua y la imposición de alimentos industrializados, que son insuficientes y de mala calidad.
Ante medio centenar de integrantes de la campaña Sin Maíz No Hay País reunidos en el Zócalo capitalino, Ramírez sostuvo que las luchas son necesarias y es apremiante ampliarlas, expandirlas, compartirlas y celebrarlas, sobre todo en el inicio de las cosechas del maíz, que cada 29 de septiembre se festeja en diversos pueblos
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Adelita San Vicente, de Semillas de Vida, destacó que pese a la violencia, el despojo y el pillaje contra los pueblos y sus bienes comunes, también es tiempo de celebrar a la tierra, al agua y a la milpa, pues con el maíz también se defiende la cultura y la historia del país.
El grupo llegó al Zócalo capitalino portando una cruz realizada con flor de pericón, la cual se ofrenda cada 29 de septiembre a San Miguel Arcángel con motivo del inicio de la cosecha y para, según las costumbres, erradicar cualquier posible daño a la producción del grano en pueblos de Morelos y estado de México, entre otros. Durante el breve evento, los asistentes repartieron elotes, pequeños ramos de flor de pericón y pidieron a los transeúntes unirse a la lucha contra la siembra del maíz transgénico.
San Vicente destacó que el verdadero movimiento de México necesita ciudadanos que compartan en el trabajo colectivo, campesinos que se reapropien de sus territorios y que todos los mexicanos respeten a la madre tierra. Nuestras autonomías son posibles, aun en medio de la debacle. Nuestras luchas son necesarias y apremia ampliarlas, expandirlas, compartirlas y celebrarlas
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