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El jardín botánico, resguardado por asociación civil, con certificación voluntaria

El Charco del Ingenio, parte del sistema de áreas protegidas federales

Patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco, está a unos minutos de San Miguel de Allende

Conserva unas 500 especies de cactáceas, 300 de crasuláceas y 90 de agaváceas

La extensión y megadiversidad hacen indispensable la convergencia de otros sectores de la sociedad: César Arias

Foto
El sitio fue rescatado de la actividad humanaFoto Carlos Cisneros
Corresponsal y reportero
Periódico La Jornada
Martes 23 de septiembre de 2014, p. 2

San Miguel de Allende, Gto., 22 de septiembre.

Este septiembre, el jardín botánico El Charco del Ingenio pasó a ser parte del sistema de áreas naturales protegidas federales, en la categoría de certificación voluntaria, informó César Arias de la Canal, presidente de la asociación civil de ese recinto natural.

Agregó que la categoría áreas destinadas voluntariamente a la conservación fue creada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), como un mecanismo para la participación de la sociedad en la protección y cuidado del ambiente.

La extensión y variedad del territorio nacional, así como su carácter megadiverso, con ecosistemas, especies y acuíferos gravemente amenazados, tornan insuficientes los esfuerzos oficiales de conservación ambiental, haciendo indispensable la convergencia de otros sectores de la sociedad, explicó.

La certificación voluntaria implica el compromiso del promovente de conservar el área bajo su custodia, refirió.

Desde la creación de esa categoría, la han obtenido alrededor de 360 sitios naturales, por iniciativa de pequeños propietarios, ejidos, comunidades indígenas, empresas y asociaciones civiles. Se localizan ya en 19 estados del país. Guanajuato sólo contaba con una: La Cañada de la Virgen, en nuestro municipio, comentó Arias de la Canal.

Recordó que la certificación fue rápida por el extenso trabajo de rescate, conservación y documentación que por 23 años se han realizado de los recursos naturales de la zona.

Mantener la armonía, el compromiso

El compromiso adquirido ante la Federación de conservar el área certificada es mantener la armonía con el uso comunitario del sitio, con los programas de educación ambiental y con la afluencia cotidiana de visitantes, al representar un destino principal de turismo alternativo en San Miguel de Allende, dijo.

Añadió que la superficie recién certificada por la Conanp es parte del núcleo de la Zona de Preservación Ecológica El Charco del Ingenio y Zonas Aledañas, superficie de 380 hectáreas declarada por el Ayuntamiento de San Miguel de Allende y vigente a partir de su publicación en el diario oficial de la entidad en 2006.

Más que una reserva natural de 70 hectáreas de humedales, cañadas y zonas semiáridas, y uno de los más importantes jardines botánicos de México, El Charco del Ingenio, localizado a unos minutos de San Miguel de Allende, es un lugar casi mágico que el visitante a este histórico pueblo no debe dejar de ir.

Rescatado hace más de dos décadas por un grupo de entusiastas sanmiguelenses reunidos en la organización Cante AC –creada por Federico Gama y César Arias–, en este maravilloso sitio uno puede perderse en la profundidad de sus paisajes y mimetizarse con la clorofila de su gran colección de plantas mexicanas, integrada por unas 500 especies de cactáceas, 300 de crasuláceas y 90 de agaváceas, provenientes de todo el país.

El Charco del Ingenio fue declarado patrimonio cultural de la humanidad en 2008 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Más que sus elementos ecológicos, geográficos e históricos (su existencia contribuyó al florecimiento de San Miguel), el rescate de este sitio fue para desarrollo de una cultura ambiental y de respeto, de conservación del patrimonio natural y genético, que se ha sumado el interés cultural, pues en ese lugar, cada año se realizan varias actividades, como recorridos, ceremonias y hasta conciertos. Además, hay una biblioteca y cafetería para los visitantes.

Su nombre proviene de una poza legendaria en la que aún se pueden encontrar vestigios de los siglos XVI al XX.

“El sitio –dijo a La Jornada Arias hace unos meses– con su sistema hidráulico contribuyó a la industria del lugar. Su aislamiento topográfico permitió que hubiera muchas especies, sin contar con su extraordinario paisaje. Su valor histórico se debe a que esta región fue el granero de la Nueva España. La palabra Ingenio era cualquier aprovechamiento de agua para lo industrial, y por ello el nombre de El Charco del Ingenio. Hay ruinas que datan de los siglos XVI al XX. Ese es otro valor que el público podrá disfrutar.”

Arias platicó que desde niño el sitio era un atractivo local, porque en él nacieron varias leyendas, como la de los chanes, seres mitológicos como los cheneques, alushes o duendes.

Biodiversidad, observación del paisaje y aspectos históricos son los aspectos destacables para el turista alternativo, para el visitante que no se conforma con ir a una ciudad colonial para el reventón o el hedonismo.

El lugar es un contrapunto del turismo habitual. Recientemente el gobierno comenzó a apoyar este proyecto y apenas se ha dado cuenta de su valor. Su rescate fue una parte afectiva muy local, afirma Arias, para quien San Miguel no es sólo para bodas de fin de semana, locaciones de películas... o el turismo de reventón.

La historia del rescate se dio porque el sitio se hallaba afectado por la actividad humana, es decir, por la sobrexplotación, como la tala, la extracción de suelos, la cacería, el sobrepastoreo, los incendios, la acumulación de basura, todo esto perturbó la biodiversidad.