El Consejo Internacional de Rehabilitación de Víctimas de Tortura (IRCT, por sus siglas en inglés) exigió a las autoridades mexicanas garantizar la justicia en el caso de Ángel Amílcar Colón Quevedo, migrante hondureño afrodescendiente que fue detenido por elementos policiacos y víctima de tortura en marzo de 2009, con el objetivo de que se inculpara de pertenecer a la delincuencia organizada, por lo que está preso en un penal de máxima seguridad y se le sigue una causa penal.

El IRCT –integrado por profesionales de la salud que trabajan para la rehabilitación de víctimas de tortura y la prevención de ésta en todo el mundo– apremió a las autoridades correspondientes a evaluar el caso de Colón Quevedo a la luz de los estándares internacionales de derechos humanos en materia de tortura y debido proceso, con el objetivo de cumplir sus obligaciones y, al mismo tiempo, prevenir la práctica de la tortura en México.

Asimismo, esta organización internacional exhortó a la Procuraduría General de la República (PGR) a investigar eficazmente los actos de tortura cometidos contra el hondureño, los cuales dieron lugar a una comunicación enviada en agosto de 2013 al Estado mexicano por los relatores especiales de Naciones Unidas sobre Tortura, Juan Méndez, y sobre la Independencia de los Magistrados y Abogados, Gabriel Knaul.

Este organismo recordó que en enero de 2009 el hondureño salió de su comunidad con el objetivo de llegar a Estados Unidos para mejorar su situación económica. Sin embargo, a su paso por México, un traficante de personas lo encerró en una casa en Tijuana por cuatro días, la cual fue objeto de un operativo de varias corporaciones policiacas, que lo detuvieron y torturaron.

A solicitud de Colón Quevedo –declarado preso de conciencia por Amnistía Internacional y defendido por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez– el 30 de abril y primero mayo de 2014 dos integrantes del Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura y sus Familiares (CPTRT) lo visitaron en el Cefereso 4 de Tepic, Nayarit, para aplicarle el Protocolo de Estambul y con ello determinar si sufrió o no tortura.

Luego de realizar los análisis médicos y sicológicos respectivos las expertas del CPTRT concluyeron que Colón Quevedo fue víctima de torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes el día de su detención y posteriormente a ésta. Además padece estrés postraumático y mantiene en la actualidad diversas secuelas físicas relacionadas con esos actos, como cicatrices en antebrazo derecho, rodillas y espalda, apuntó el IRCT.

Por ello, exhortó al Estado mexicano a que el caso se resuelva en apego a los estándares internacionales sobre garantías fundamentales, esto a unos días de que la PGR entregue sus conclusiones, las cuales pueden ser acusatorias, por lo que el juez tendría que dictar sentencia, o no acusatorias, lo que daría la libertad al hondureño.