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Escenifica obra autobiográfica por sus 67 años

Tadashi Endo celebra el milagro de la vida

Por primera vez, trae One-Nine-Four-Seven (1947)

Función en el Museo del Chopo

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He recibido un sentido más pleno de la existencia y me acerco al espíritu del butoh, expresa el bailarín y coreógrafo a La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 30 de agosto de 2014, p. 4

El bailarín y coreógrafo Tadashi Endo (Pekín, 1947), quien en sus obras plasma imágenes que van de la delicadeza a la fuerza interior, dice que a sus 67 años ya no puedo brincar tan alto como antes ni tan rápido como solía hacerlo, pero a cambio he recibido un sentido más pleno de la vida y me acerco al espíritu del butoh, al espíritu de mi propia danza.

Este sábado el discípulo de Kazuo Ohno presenta, en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo, su propuesta One-Nine-Four-Seven (1947), en la que habla de sus raíces japonesas y su desarrollo como persona.

En entrevista con La Jornada, Endo explica que esa obra es autobiográfica y refleja lo que sucedía después de la Segunda Guerra Mundial, pero la finalidad es celebrar el milagro de la vida.

El sentido de la obra es conmemorar mi nacimiento, porque yo no decidí venir al mundo, sino que alguien decidió que yo viniera y esto es un milagro para mí, de otra forma yo no estaría aquí. Millones de espermas tuvieron que nadar para llegar al óvulo y ese esperma que logró fecundar soy yo, por eso es un milagro y en esta danza llamo a todos lo que me llamaron con todo su amor a que viniera. Es un agradecimiento al milagro de la existencia, afirma el bailarín.

Tadashi Endo nació en la capital china el 31 de agosto de 1947 y eligió México para celebrar sus 67 años con esta pieza que creó en Kiev, Ucrania, cuando cumplió 50 años.

El maestro de butoh realiza su segunda residencia artística en el país en colaboración con el Laboratorio Escénico Danza Teatro Ritual. El coreógrafo chino, naturalizado japonés, a partir de su aprendizaje con Ohno, asume que el butoh no sólo es danza, sino vida: Para mí no es importante qué técnicas seguir o estilo, lo más relevan es preguntarse por qué quiero bailar. La danza está conectada siempre con mi vida. Las obras provienen de mi propia vida y no hay una separación entre ésta y el escenario, señala Tadashi, quien también habla con las manos, pues se mueven en todas direcciones.

Tres etapas esenciales

Para Tadashi Endo, la vida se divide en tres etapas esenciales: el inicio, el medio y el final. En la primera nacemos y estamos en el proceso de aprender a comer, a caminar, a leer. Todo es curiosidad.

En la segunda aparece el adulto y se caracteriza por estar en constante búsqueda, porque nadie está seguro de las cosas. Hay un sentimiento continuo de inestabilidad, hay deseos, sueños, esperanzas, una lucha permanente, dudamos de no tener trabajo, amor. Hay grandes contrastes, no hay una línea continua, es un sube y baja de emociones, añade quien deslumbró con su participación en el filme Las flores del cerezo.

El artista se da tiempo y medita, antes de afirmar que hay una semejanza entre la primera y la tercera etapa, porque las personas se mueven más como un bebé y existe curiosidad por saber qué es la muerte y qué va suceder después de la vida.

Como parte de su residencia artística, impartió esta semana un taller en el Museo del Chopo y participó en el proyecto de la obra Espejo negro, que la compañía Laboratorio Escénico Danza Teatro Ritual, que dirige Eugenia Vargas, estrenará el 11 de septiembre.

Tadashi Endo presenta por primera vez en México One-Nine-Four-Seven (1947) hoy, a las 19 horas, en el Museo Universitario del Chopo (calle Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera).