La escritora recibió la Medalla Rosario Castellanos: Los premios emocionan, conmueven
Para llamar lectores hacia la autora chiapaneca hay que decirla con más frecuencia
, señaló
Domingo 17 de agosto de 2014, p. 3
Yo no quiero llevarme mi memoria completa; quiero contar lo más que pueda de ella. Porque vamos a ser lo que dejemos en la memoria de otros
, dice la escritora y periodista Ángeles Mastretta, quien acaba de regresar de Chiapas, donde hace unos días recibió la Medalla Rosario Castellanos.
Los reconocimientos como sorpresa y respuesta: Los premios son siempre una sorpresa. Una forma del asombro. Por eso emocionan, conmueven. Quienes hacemos libros nunca estamos seguros de que habrá quien encuentre sentido a nuestro quehacer. Escribimos a veces con miedo y a veces con alegría, pero siempre con una interrogación en los dedos. ¿A alguien le importará esto? También son una respuesta. A alguien le importa. Y por eso también son una responsabilidad
, expresó en una breve entrevista vía correo electrónico.
Sobre el reconocimiento que se le entregó el miércoles pasado Ángeles Mastretta (Puebla, 1949) señaló: No conocí a Rosario Castellanos, pero he sido su lectora y de ahí su amiga, encerrada en ese enigma de la amistad que se teje leyendo, como quien escucha. Creo que a ella le hubiera gustado vivir para ver que se creaba un premio con su nombre, para recordarla
.
Su batalla se ve lejana
Su primer acercamiento con la obra de Castellanos fue con sus ensayos, y después Mujer que sabe latín. Ahí la quise mucho. Ya nosotras, las mujeres de mi generación, las que teníamos 20 cuando ella tenía 45, la pasábamos mucho mejor. Ya nos defendíamos. Ahora su batalla se ve lejos, pero hay tantos lugares en los que aún no empieza. Tantos en el mundo, en el país y, sin duda, en nuestro mundo interior. Ahí donde uno tiene que seguir dando batallas
.
La obra de la escritora y diplomática ha influido a la vez en la obra de Ángeles. Todos los escritores pesan en el ánimo de quien escribe después de ellos. A mí, la tristeza de sus poemas, me enseñó a valorar lo que ella erigió como una forma de exorcizarla: la ironía. Se reía de sí misma. ¿Qué mejor manera de encontrarle a la vida el camino?
Los escritores nunca estamos seguros de que habrá quien encuentre sentido a nuestro quehacer, expresó la autora de Mal de amoresFoto Cristina Rodríguez
Nombrar a Rosario Castellanos es crucial para que se conozca más. Hablar de ella ahora mismo, haberla convocado es ponerla en el ánimo de los más jóvenes. Rosario fue una pionera, lo que escribió, en su tiempo, a veces como una rareza, es una preocupación de muchos. No sólo de mujeres, sino de hombres. Esto de la equidad es un asunto de todos
, agregó la autora de Arráncame la vida y Mal de amores.
“Si hemos de pensar en cómo llamar lectores hacia Rosario, hemos de decirla con más frecuencia. Te digo algo suyo que ahora viene al caso: ‘El que se va se lleva su memoria,/ su modo de ser río, de ser aire, / de ser adiós y nunca’. No supo entonces de qué modo iba a quedarse entre nosotros, con todo y su río y su memoria”.
Ángeles Mastretta publicó su libro más reciente en 2012, La emoción de las cosas, y ahora tiene varios proyectos en puerta. “Siempre estoy con un nuevo proyecto. A veces el de andar el día. Esto último es mi verdadero proyecto diario. Que no se desperdicie el sol. Que no se termine la medianoche. ¿Cómo alargar el día hasta las tres de la mañana?
Proyectos por cumplir
“Los grandes proyectos, los que así se nombran –como hacer libros– son pura fantasía, son el impulso con el que nos movemos, pero no siempre la realidad que hacemos nuestra. Yo lo que quiero es no llevarme mi memoria completa, quiero contar lo más que pueda de ella. Porque vamos a ser lo que dejemos en la memoria de otros”.
Aún hay muchas cosas que cumplir en su oficio de escritora. “Todo lo que no he hecho. Que es muchísimo. Y todo lo que sé que no voy a hacer. Que es mucho más. Decir esto me da tristeza, pero ahora encontré unos versos de Rosario Castellanos que me apropio para describir lo que me pasa muchas veces cuando me quiere abrumar un futuro que se acorta y decido librarme de él:
‘A veces tan ligera/ como un pez en el agua,/ me muevo entre las cosas/ feliz y alucinada. Feliz de ser quien soy,/ sólo una gran mirada:/ ojos de par en par y manos despojadas’”.