Jueves 14 de agosto de 2014, p. 2
Como resultado de la primera fase de la investigación Actividad prebiótica de los xilo-oligosacáridos obtenidos del olote, un trío de alumnas de ingeniería de alimentos de la Universidad Iberoamericana obtuvo prebióticos benéficos para la flora intestinal, tras procesar residuos de maíz en el Laboratorio de Bioingeniería de esa institución.
Al ser los prebióticos el alimento de los lactobacilos, es decir, las bacterias (o probióticos) encargadas del buen funcionamiento del aparato digestivo, las estudiantes buscarán adicionar, por medio de microcápsulas, esos prebióticos a algún tipo de alimento procesado.
Con ayuda de la doctora Ruth Pedroza Islas, las jóvenes universitarias deberán determinar qué tipo de alimento –yogur, helado o incluso gomitas de dulce– es el más propicio para contener los prebióticos, para que puedan llegar activos al intestino, donde alimentarán a los probióticos, los cuales pueden ayudar a reducir problemas estomacales como diarrea, gastritis y estreñimiento.
Otros usos
Los prebióticos obtenidos en la Ibero también podrían colaborar en la modulación de la respuesta inmune, lo cual está relacionado con el lactobacillus acidophuillus, uno de los que forman parte de nuestra microbiota, explicó la doctora Pedraza.
Con la investigación, Silvana Arreola Castillo, Mirely Guevara Canseco y Rebeca Ramos López se unen al proyecto Producción de biocombustibles y productos químicos a partir de residuos lignocelulósicos bajo la estructura de una biorrefinería, que coordina Lorena Pedraza Segura.
La investigación es el proyecto madre del cual han derivado otras en las que estudiantes de licenciatura y posgrado han encontrado diversos usos al olote de maíz, por ejemplo, para la creación de un edulcorante de chicles que previene las caries; bolsas biodegradables, y envases ámbar con protección ultravioleta, entre otros.