Opinión
Ver día anteriorMiércoles 13 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Isocronías

Dolores, Lola, Loló

¿L

ola o Dolores Lince? Si poeta, lo segundo; si bailarina, lo primero. Aunque si Lince te apellidas, qué duda cabe, bailarina.

Lola, de Michoacán, quien vivió en Jalisco y reside en Guanajuato, presentó anoche en el Foro Cultural Coyoacanense Hugo Argüelles Estudios y fragmentos sobre el sueño, obra butoh de la que escribo antes de su escenificación.

Pero puedo decir que trabajé con Lola, Pablo Serna y Paloma Martínez, en su momento tres de los mejores bailarines de la vanguardia tapatía –reconocimiento que sus colegas contemporáneos en nada escatiman–, y que colaboramos en tres trabajos que entretejían música, poesía y danza: Sin sosiego, Máscaras y cicatrices y En una cajita de oro.

En cuanto al tercero, Carlos Barba, quien llegaría a director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, me reclamó que en cierta sección cultural a mi cargo no apareciese nota alguna al respecto (mi participación, aduje, lo impide). –Y, claro, que por tu presunta modestia los demás se chinguen –repuso. Corregí como pude.

El primer, breve, poema que llevó Dolores al taller era –me pareció– algo confuso, un tanto cursi, y así se lo dije. Pelaba ella sus tamaños ojazos color menta (no en balde la haría luego de Susana San Juan). Pensé: –No vuelve. Volvió, y con cerca de 14 compañeros más trabajamos años juntos.

Una de las obras más impresionantes de Paloma, coreógrafa, y Lola, intérprete –en el escenario nada más cuatro sillas– es Cicatrices, donde muy deformado por las voces de ambas, y acompañado por diversas sonoridades (piedras, carrizos, no sé qué más) se reproduce el texto por mí, lo siento, destrozado, y en el que dejaba entrever Dolores su nada nimia historia (de la cual sabría yo mucho después): Atropellada en la vía pública fue informada por los médicos de que ya no podría bailar –ni, acaso, caminar. Mas ella se propuso: –No: claro que sí.

Sé –de lejos, no a pie juntillas– de algunos logros, determinada beca en Japón, algún apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, su participación en diversos escenarios europeos, su condición de formadora de otros bailarines. Ignoro si siga escribiendo poesía.

Sé, querida Loló, que no has dejado de hacerla.