Carlos Miloc, encargado de fuerzas básicas de los Tigres de la UANL, señaló que Alan Pulido se encuentra sicológicamente en el peor momento de su vida y “en esta pugna –con la directiva del equipo– está escuchando a quien le conviene para tener él la razón”.

Miloc recuerda que hace siete u ocho años conoció a Alan cuando llegó a Tigres. “Era un chamaquito, pero tiene como mes y medio que no cruzamos palabra. Antes me platicaba que su padre había jugado en Correcaminos ‘y siempre me dice que lo consulte a usted’; yo le decía: ‘Mira chamaco, a ti te conviene encontrar gente de confianza, tu padre, tu familia, tu consejero, alguien que tenga buena fe hacia ti’.

“Ahora se ha enredado todo, creo que las dos partes –jugador y club– están demasiado calientes y se están perjudicando mucho. Sin embargo, la directiva ha tendido puentes, ha dicho públicamente que lo recibirá, imagino que también se lo ha dicho a sus representantes... En los 30 años que fui técnico vi 10 o 12 casos similares y por lo menos en nueve ocasiones perdió el jugador”, advierte.

Sin dudar, recalca: Pulido lleva las de perder. Desde luego, él tiene todo el derecho de mostrar su postura, pero ya se le enredó.

En cuanto a la actitud de jugadores que se desubican, Miloc opinó que suele suceder “cuando van dejando de ser una promesa y porque muchas veces antes de tiempo se les llama figuras, es un momento difícil... De Pulido vi fotografías en el aeropuerto cuando se iba de Monterrey, llevaba planes muy bien hechos, ¡iba como con ocho valijas!

“Dicen que ya se la creyó, que tiene el pelito de artista, que se pone aretes, que usa un reloj de colores. ¡Se ha desbordado todo!, a veces los jugadores se ponen un botín amarillo y el otro de color diferente, ¡como payasos! (ríe). Hay algunos que salen con la muñeca vendada para que vean que él fue el de la jugada y cuando meten gol casi se quiebran la muñeca para mostrar que fueron ellos, y tantas cosas que vemos, unos bailes absurdos, pero quizá es la visión de un viejo como yo y a otros les caerá muy bien todo eso.

Siempre vamos a encontrar a los jóvenes con cambios muy drásticos. En mis tiempos usábamos zapatos negros, habían los Colmenero, era como los Adidas de ahora, hechura fina. El que tenía unos de esos los presumía, eso sí, siempre negros, indica.

Agrega: “Con el Tuca Ferretti mirábamos a Acosta, Palos, Rivas, Viniegra... y entre ellos veíamos con detenimiento a Pulido, era el que más demostraba que tenía fondo. Estoy seguro que va a volver a jugar y superar esta situación, porque tiene un futuro que vale la pena rescatar.

“No sé si va a jugar dentro de un mes o dos, pero aquí deberá entrar una tercera persona. Con frialdad sentarse en una mesa agradable, una buena comida. Todo se va a resolver.

Esa gente que está junto a él debió aconsejarle que siga trabajando, porque cuando quiera regresar le va a costar entrar en ritmo. El equipo lo va a necesitar, aunque sicológicamente está en el peor momento, con una actitud que lo ha llevado a atropellar citas y al campo de entrenamiento.