En poco tiempo entrará en funciones la Gendarmería y será una muestra de los caprichos políticos de cada sexenio. Los impulsores de esta corporación olvidaron que de 1864 a 1867 existió una corporación similar y tenía como finalidad la conservación del orden, la aplicación de las leyes, particularmente en el campo y las vías de comunicación, señaló el criminólogo Gabriel Barrón Cruz, profesor e investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

El académico subrayó en entrevista con La Jornada que la Gendarmería, que será una nueva división de la Policía Federal, no tiene un soporte constitucional, como sí ocurre con la Guardia Nacional, que tiene su acta de nacimiento en los artículos 35, 36 y 89 de la Constitución.

Apuntó que los actuales impulsores de la Gendarmería desconocen que este tipo de fuerza existió entre 1864 y 1867, durante la intervención francesa en México, que encabezó Maximiliano de Habsburgo. La Ley Orgánica del Ejército, del 28 de enero de 1865, establecía en su artículo 9 que habría una Legión de Gendarmería integrada por mil 946 personas. El argumento para crearla era la necesidad de una fuerza que velara por la seguridad pública, principalmente en los campos y las vías de comunicación.

–¿Qué significa para usted la próxima puesta en marcha de la Gendarmería?

–Un maquillaje institucional, porque no tiene legitimidad en la Constitución, lo cual sí tiene la Guardia Nacional.

“La Gendarmería se crea por el clima de violencia que vive el país y ante los magros resultados de la extinta Secretaría de Seguridad Pública federal –hoy convertida en Comisión Nacional de Seguridad–, ya que a pesar que el monto para combatir los delitos aumentó sustancialmente, los ilícitos se incrementaron.

La creación de la Gendarmería es un capricho gubernamental. Los argumentos para su creación son los mismos que en 1865, no hay ninguna innovación, aseguró.