Lunes 28 de julio de 2014, p. 3
Los padres que se separan o divorcian y deciden pelear por mantener la convivencia con sus hijos se enfrentan a un entramado jurídico del que es difícil salir, cuando la ex pareja así se lo propone. Eugenio está en ese caso. En 2011, su ex exposa decidió ya no permitirle que visitara al hijo de ambos, con el argumento de que la tía (hermana de Eugenio) abusó sexualmente del menor.
Después de un viaje a Acapulco que hizo Eugenio con su familia y el niño, éste regresó con rozadura por el pañal. Así lo certificó el pediatra, y en diversos peritajes se ha corroborado. No existe evidencia de tal agresión.
Sin embargo, la mamá se opone a la convivencia padre-hijo y por eso no han podido concluir el procedimiento en el juzgado de lo familiar, el cual consta ya de un voluminoso expediente.
En este tiempo, algo
le ha pasado al niño, quien dejó de ver a su papá hace tres años, y ahora le tiene miedo. Es como un monstruo que le provoca pesadillas
, según el dicho de la mamá.
Por esa falta de acuerdo y la sospecha del padre de que el niño ha sido manipulado para rechazarlo, el juez que lleva el caso ordenó que se practicaran estudios sicológicos a los tres (al papá, la mamá y el menor) para determinar, entre otros puntos, si hay alienación parental.
Para ello, una perito, especialista en sicología, llevó a cabo las evaluaciones y aún no se sabe cómo, pero determinó que si el niño no quiere ver a su papá es resultado del abuso sexual que el señor cometió contra el menor. Por tanto, no hay alienación parental.
Lo que sigue para la defensa de Eugenio es impugnar el dictamen y solicitar que la perito aclare de dónde obtuvo tal conclusión.