La finalidad decorativa es decisiva, opina antropólogo social
La edad no importa, pues señoras de 60 años se los practican, asegura
Lunes 21 de julio de 2014, p. 39
Catorce años de experiencia perforando labios, orejas, cejas, narices, pezones, vulvas y penes le permiten a Antonio Borbón sacar una estadística: las mujeres se hacen más piercings que los hombres. Y cuando toman la decisión de horadar su cuerpo son más conscientes de sí mismas y de su identidad
, además de que lo hacen por el puro gusto estético
.
También el doctor en antropología social y experto en juventudes Édgar Morín considera el componente decorativo como elemento decisivo para que las mujeres perforen alguna parte de su cuerpo.
Se ven bonitos, por eso quería uno
, y se lo hizo. Amelia tiene 13 años y un piercing en la lengua. O al menos lo tuvo durante dos semanas después del 12 de febrero de este año, porque luego se lo quitó para que no la descubrieran sus papás. Su hermana de 19 años la acompañó a hacérselo a un pequeño local en la calle Apango, del centro de Cuautepec, en la delegación Gustavo A. Madero.
Amelia es muy joven, pero Antonio Borbón opina que no tiene que ver con la edad. Cuenta que varias señoras han acudido a su puesto en el tianguis del Chopo para que les haga su primer piercing; una de ellas tenía 62 años
. Es como la ropa, señala: te vistes como vas creciendo o depende de tu entorno social, incluso al tipo de tribu que pertenezcas. Es hacer algo que te gusta y atreverse por fin a hacerlo
.
Cuando Diana tenía 15 años, su ombligo fue el primer blanco. Le siguieron la lengua, dos más en la nariz y una expansión en el lóbulo de la oreja.
Pero a los 21 años debió parar porque el cartílago de su oreja izquierda se volvió loco
, como ella dice, y cicatrizó en forma de fibroma –pequeño tumor–, por lo que debió someterse a una cirugía para reconstruirlo. El cirujano le explicó que no se debió a una mala perforación, sino que se trató de una respuesta natural de su cuerpo.
Sin embargo, son muchos los riesgos a los que se exponen quienes acuden a lugares que no cuentan con las normas de higiene que establece la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris): desde contraer una simple infección hasta contagiarse de sida. César Rivera, jefe del servicio de infectología del Hospital General de México, alertó sobre los riesgos de contraer hepatitis A, B o C (para esta última no hay vacuna).
¿Moda? Édgar Morín recuerda que no es algo nuevo, sino una práctica muy antigua en distintas culturas. Se usaban con un sentido ritual y eso se mantiene en algunos casos
. Sin embargo, continúa, “también hay un componente de moda, pues, sobre todo a principios de los años 90 se comenzaron a difundir por la globalización de las comunicaciones. Esto ha provocado que los piercings salgan de los círculos más tradicionales”.
Morín pone atención en que las culturas mesoamericanas usaban estas ornamentaciones, pero desaparecieron luego del proceso de colonización. Y es por los procesos migratorios que nuevamente muchos jóvenes indígenas han vuelto a esta práctica para adornar sus cuerpos.
La gente se perfora por un acto de individualidad, de independencia; es una manera de apropiarse del propio cuerpo
, señala. Sin embargo, la nuestra es una sociedad conservadora, por tanto, las estéticas transgresoras siguen siendo mal vistas por muchos
.