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Hollywood era el cielo... nueva biografía novelada sobre la actriz y cantante potosina

Celia del Palacio pretende quitarle el bronce a la imagen de Lupe Vélez

Recrea a la mujer temperamental, con sus demonios muy a flor de piel, que ganaron la batalla

 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de julio de 2014, p. 7

La Niña Lupe, la Mexican Spitfire (mexicana que escupía fuego), o, simplemente, La Fiera, son algunos de los sobrenombres que acumuló la actriz y cantante potosina María Guadalupe Villalobos Vélez, mejor conocida como Lupe Vélez (1908-1944, aunque entre los biógrafos aún no hay un acuerdo sobre la fecha de nacimiento).

La simpatía, locura y valentía de esta atrevida mujer, que primero triunfó en el teatro de revista de la ciudad de México, y luego en la meca del cine, aunque no en el amor, conquistaron a la historiadora Celia del Palacio (México, DF, 1960), quien la convirtió en el personaje de la biografía novelada Hollywood era el cielo: la vida de Lupe Vélez (Suma de Letras, 2014).

No es la primera novela histórica que dedica Del Palacio a las mujeres de México, algunas totalmente olvidadas. Allí están Leona, sobre Leona Vicario, y Adictas a la insurgencia, cuyas protagonistas fueron condenadas por su actividad en favor de la Independencia de México, aunque de muchas de ellas no se sabe ni su nombre.

Curiosamente, la coordinadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana nunca había oído nombrar a Lupe Vélez hasta principios de 2013, gracias a artículos de reciente aparición que la comparaban con otras mujeres un poco escandalosas. De allí que se puso a investigar. Si las nuevas generaciones no tienen la más remota idea de quién es, las personas de mi generación, o mayores, a veces la confundían con Lucha Reyes.

De todo el material que revisó, destaca The Life and Career of Hollywood’s Mexican Spitfire, biografía de Michelle Vogel, quien se documentó sobre todo en periódicos y revistas de la época. A Lupe le encantaba dar entrevistas y al parecer comunicaba todo, que es un poco el problema, porque creo que inventó su propio personaje. Entonces, resulta difícil discernir si era verdad lo que decía, porque se adornaba muchísimo e inventaba historias, expresa la entrevistada.

También consultó historias de la Revolución Mexicana –su padre no fue soldado de Porfirio Díaz, sino que estuvo con Villa y después con Carranza–, del teatro de revista y de las tandas en México para contrastar la información. También fueron útiles las biografías de personajes que estuvieron con ella, como Gray Cooper, su gran amor; Johnny Weissmuller, su esposo por cinco años, y Errol Flynn.

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Celia del Palacio es coordinadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad VeracruzanaFoto Jesús Villaseca

La Vélez filmó 44 películas y Del Palacio vio todas las que pudo conseguir, con la finalidad de familiarizarse con su tono de voz ronquita, su mirada, su forma de moverse, en fin, verla en vivo me dio una idea de cómo era.

Para la autora, el personaje de Carmelita Lindsey, de la serie de filmes Mexican Spitfire, tomó de la personalidad de Lupe, es decir, ella actúa a sí misma.

Hollywood era el cielo... es una novela histórica que recrea esta otra parte que la historia no pudo haber documentado. Va hacia los olores, los sabores, los pensamientos y las intenciones de los personajes. Podemos saber de los hechos, como en este caso lo que cuenta Lupe, o lo que se sabe, lo que una y otra vez dicen los datos, pero no lo que sucedía en su cabeza o su corazón. Por qué hizo lo que hizo. Para mí por allí va la tarea del novelista, a la vez que poner en contexto estos hechos.

Sin embargo, meterse en una personalidad tan fuerte como la de la actriz resultó muy fuerte para Del Palacio: “De pronto me jalaban los demonios. Sí, fue complicado, pero me dejó esta idea de la vitalidad de la mujer, de la voluntad por encima de todo, eso lo valoro mucho. Haberse presentado en el escenario y decir: ‘Puedo hacer el papel principal, no voy a la línea del coro, sirvo para otras cosas’. Tal vez uno quisiera de pronto tener esa energía, fuerza y convicción de lograr algo.

De Lupe rescataría esa voluntad de triunfar, sin padrinos, sin nada. Empezó desde muy abajo, bailando donde pudo. Es uno de esos personajes que se hace a sí mismo a fuerza de mucho tesón y voluntad. Es una mujer muy temperamental, a lo mejor con sus demonios muy a flor de piel, que terminaron por ganar esta batalla.

En el volumen, que intercala la noche de su suicidio y sus últimas horas, con un repaso por su vida, la autora pretende, una vez más, quitarle el bronce a la estatua en la que muchas personas han querido convertir a Lupe al endiosarla.