San Juan Evangelista, Ver., 13 de julio.

En este municipio del sur de Veracruz, de alrededor de 2 mil 400 habitantes, tres menores de edad y dos jóvenes, uno de 22 años y otro de 18, se han ahorcado en menos de dos meses.

Estos suicidios han despertado la zozobra entre los pobladores, que no se explican la causa. San Juan es bonito, pero últimamente han pasado cosas muy feas, dice una vecina de la calle principal, frente al mercado.

El 22 de mayo un joven de 22 años, con antecedentes de alcoholismo y adicción a las drogas, se colgó en su recamara. Una semana después, Hugo Orlando, de 16 años, hizo lo mismo.

Este último dejó una carta de despedida, con tres peticiones: recibir honores en la explanada de la escuela; que le tocaran dos canciones de la banda MS y ser paseado por las principales calles del pueblo antes de que lo sepultaran. Así se hizo.

Días después del entierro de Hugo Orlando, Luz del Carmen, de 11 años, también se quitó la vida. En una misiva a sus padres expresó su última voluntad: que se repartieran tamales en su velorio y se le rindiera homenaje en la explanada de su escuela primaria.

Los habitantes de San Juan Evangelista apenas se reponían de la sorpresa cuando, días después, supieron que en una comunidad cercana, Isabel, de 14 años, había tomado la misma decisión.

El caso más reciente fue el de Rosendo Nolasco Isabel, de 18 años, quien este fin de semana se colgó de un árbol.

De llanos, caciques y talk-shows

San Juan Evangelista se localiza en la región de Los Llanos del Sotavento, donde la temperatura ronda 35 grados centígrados y llega hasta 45. En sus calles abundan casas de colores rojo, amarillo y azul que chillan con el sol de mediodía y contrastan con los pastizales.

En otros tiempos San Juan fue uno de los centros ganaderos más importantes del país. Y también era terruño de dos caciques muy famosos en el sur del estado: Ponciano Vázquez Lendechy y su hijo, Cirilo Vázquez Lagunes.

La actividad ganadera se ha visto mermada, aunque sigue siendo importante, y de los cacicazgos sólo quedan un mausoleo en el panteón municipal y un par de descendientes que gobiernan algunas localidades de la región o son diputados locales o federales.

Pero San Juan ha cobrado notoriedad por los suicidios. Sus pobladores no paran de hablar del tema y conductoras de talk- shows de televisión divulgan testimonios de las familias en luto.

Algunos pobladores parecen competir por ver quién ofrece la explicación más sensata –o la más excéntrica– sobre esta serie de suicidios.

Hay una causa diabólica que comenzó en la comunidad de Cartagena de Michapan (a 20 minutos de la cabecera municipal), donde construyeron una capilla para adorar a la Santa Muerte. Ahí se hacen pactos con el diablo y se ofrecen vidas humanas en sacrificio, dijo el cura Luis Lagunes Hernández.

Su teoría ha encontrado eco en un grupo de mujeres que cada viernes rezan el rosario en la iglesia local para que ya no haya suicidios.

El alcalde de San Juan Evangélista, Abel Vázquez, considera que es una cuestión multifactorial, y lo respalda Ana Yurizán Romero Isidoro, sicóloga del sistema municipal para el Desarrollo Integral de la Familia. Subraya que la decisión de los jóvenes pudo deberse, entre otras causas, a inseguridad y baja autoestima.

Ana Guadalupe Trolle Gutiérrez, directora de la primaria Alfonso Arroyo Flores, cree que los honores que recibió Hugo Orlando en el plantel pudieron influir en la decisión de los demás, o al menos en la de Luz del Carmen, quien comentó a una amiga “que el homenaje se había visto muy bonito, que ‘qué chido’ que le hicieran a una persona algo así”.