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Al cierre

El boxeador mexicano nunca pudo someter al isleño

Por decisión dividida, vence el Canelo Álvarez a Erislandy Lara
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Los boxeadores, anoche, en Las VegasFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de julio de 2014, p. a35

Las Vegas, 12 de julio.

Saúl Canelo Álvarez venció por decisión dividida al cubano Erislandy Lara, en un combate cerrado y difícil para el mexicano, quien, a pesar de buscar con insistencia, no consiguió detener al isleño.

Lara demostró su calidad técnica, aunque con una estrategia que eclipsó la posibilidad de que los aficionados vieran un combate excitante. En su lugar, sobre la lona, un peleador con cabellera naranja perseguía a un rival elusivo, que nunca se metió al duelo.

Desde el primer asalto Lara planteó su estrategia, que consistió en eludir, a veces en verdadera huida y siempre a la distancia. Álvarez no entendía que su poder nunca iba a hacer estragos ante un rival como Lara.

Incluso, en el segundo asalto el mexicano apenas pudo asestar una derecha a Lara para advertirle lo que tenía enfrente. Pero luego nada, porque el cubano no pensaba regalarle el espacio para que creciera. Atrás, atrás, atrás, siempre caminando en reversa.

Los asaltos avanzaban y Lara se veía cómodo y consciente de que estaba imponiendo la pelea. Enfrente, el Canelo abanicaba gancho furiosos, golpeaba al aire sin poder acercarse.

En ese tono siguió la pelea hasta el séptimo asalto, cuando Lara sufrió un corte en la ceja derecha y empezó a mostrar estragos de que la fórmula se estaba agotando. Ya no se veía tan entero, no se movía con tanta agilidad y poco a poco el pelirrojo empezó a cerrarle las salidas y a castigar las zonas blandas.

Eso le funcionó al Canelo y se notó en el noveno episodio, porque a pesar de que nunca dejó de avanzar, ahora se veía más resuelto al ir a buscar el pleito que el otro se resistía a ofrecerle.

Lara ya casi no respondía; apenas daba un esporádico uno-dos, que llegaba al Canelo, pero sin hacerle daño. Mientras, Álvarez alcanzó meter una derecha que cimbró al cubano.

Poco después Lara visitó la lona, pero fue por un resbalón, por lo que no contó; no obstante, el público estaba emocionado con la caída.

La pelea llegó a su fin con la coreografía del gato y el ratón, en la que el Canelo quiso cerrar el último episodio con furia, pero Lara ni siquiera le opuso unos segundos de intercambio porque cerró el combate tal como empezó: atrás, atrás, siempre atrás, lejos de una pelea que prácticamente no existió.