Aún sin concluir la fase legislativa de las reformas estructurales, se ha iniciado su instrumentación y el gobierno de la República tiene el compromiso de que ello ocurra de manera adecuada y cuidando en todo momento el respeto irrestricto a los derechos humanos, estableció el presidente Enrique Peña Nieto al conmemorar ayer en Los Pinos, luego de 10 años de suspensión de esta ceremonia, el Día del Abogado.

Los agentes económicos privados y los ciudadanos ya adecuan su actuación diaria para aprovechar las nuevas oportunidades que habrán de generarse con los cambios derivados de las reformas, porque la profundidad y la velocidad de las transformaciones son evidentes, afirmó.

Peña Nieto ubicó un panorama en el cual sus colegas de profesión podrán tener oportunidades: La experiencia, especialización y asesoría de los abogados facilitarán que empresas e individuos capitalicen ampliamente los beneficios de las reformas transformadoras.

La concentración de abogados ayer en esta ceremonia, era variopinta y muy política. El propio Presidente lo advirtió, y al inicio de su discurso dijo: Viendo a ambos lados del presídium a la concurrencia, bien podrían invertirse los espacios o tratarse de dos amplios presídium donde se encuentran uno al otro.

En uno estaban los integrantes del gabinete profesionales del derecho: los secretarios de Gobernación, de Trabajo, de Energía, de Comunicaciones y Transportes, de Turismo, de Educación Pública y de Relaciones Exteriores, así como los titulares de la Procuraduría General de la República, de la Consejería Jurídica de la Presidencia, del Issste y de la Comisidío Federal de Electricidad.

También asistieron los presidentes de ambas cámaras del Congreso y el líder de la Confederación de Trabajadores de México

Ahí mismo, y sin pertenecer al gobierno federal, el abogado general de la Universidad Nacional Autónoma de México, Luis Raúl González Pérez; el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia; el líder de las agrupaciones de abogados, José Luis Romero Apis, y la ministra de la Corte Margarita Luna Ramos. Estos dos últimos también tuvieron intervención en la ceremonia.

Además, Luis Maldonado Pereda, quien es secretario de Gobierno de Puebla, pero nunca se presentó como tal sino como organizador de la celebración, presidente de la Academia Nacional de Historia y Geografía, entre otros cargos, entregó al presidente Peña una efigie del ex presidente Adolfo López Mateos, figura política de referencia para el mandatario por motivos de coterraneidad.

Pero en el otro presídium las figuras del derecho eran: Jacobo Zabludovski, Diego Fernández de Cevallos, César Camacho, Néstor de Buen, Mariano Azuela, Miguel Alemán Velasco, Diego Valadés, Alejandro Luna Ramos, Rafael Macedo de la Concha, Jorge Zorrilla, entre otros.

El jefe del Ejecutivo hizo hincapié sobre todo en las reformas al sistema de justicia penal, probablemente la transformación más importante de los últimos 100 años, y ubicó a los juristas como protagonistas de los grandes cambios del país en la nación.

Orador inicial, el titular del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, expuso las razones del país detrás del impulso de las reformas de esta administración, y llamó a los abogados a sumarse a las causas justas, como la moderación de las desigualdades, que tanto ofenden, y a defender la legalidad como mínimo ético de convivencia social.

Desde todos los foros, les pidió ejercer su sentido crítico, pero también defender el derecho y la justicia, y fomentar una nueva cultura de la legalidad.

La magistrada Luna Ramos efectuó un recuento histórico del papel de las mujeres en la abogacía mexicana, y aseguró: la modernización de México se está dando. El progreso es un reto que nos incumbe a todos.