Sin Neymar y Thiago, Brasil exhibió sus carencias; en 30 minutos ya perdía 5-0
Miroslav Klose superó a Ronaldo como máximo goleador en mundiales
La verdeamarela recibió la peor derrota de su historia, una herida mayor que la sufrida en 1950 con el maracanazo
Miércoles 9 de julio de 2014, p. 2
Belo Horizonte, 8 de julio.
Alemania hizo hoy añicos el sueño de Brasil de convertirse en hexacampeón mundial en su país, al infligirle la peor humillación de su historia con un brutal 7-1 en las semifinales de Belo Horizonte. Desde ahora ya tienen otra herida de esas que no cicatrizan nunca, mayor que la del famoso maracanazo de 1950.
Thomas Müller, Miroslav Klose, Sami Khedira, André Schürrle y Toni Kroos, los dos últimos por partida doble, anotaron los tantos de la máquina aplanadora en que se convirtió la selección alemana, que ganaba 5-0 antes de la media hora de juego. Oscar descontó en el 90.
El equipo dirigido por Joachim Löw hizo una exhibición de fuerza en el estadio Mineirao y viajará a Río de Janeiro para la final del domingo como gran favorito. Allí se medirá al ganador del Argentina-Holanda de mañana en Sao Paulo.
Gane quien gane, el estadio Maracaná verá una redición de final mundialista, la de 1974 con Holanda o las de 1986 y 1990 con Argentina.
Lo que no verá el legendario estadio carioca será un nuevo maracanazo. Brasil no tendrá ni siquiera la oportunidad de perder un nuevo título en casa en el partido decisivo, como le sucedió en 1950 ante Uruguay.
Aquel 2-1 ante 200 mil espectadores fue una derrota traumática para Brasil, que luego se recuperó ganando cinco títulos mundiales y convirtiéndose en el país del futbol. La de hoy en el Mineirao fue sencillamente humillante.
Sin el talento de Neymar, lesionado, y sin el muro de Thiago Silva, sancionado, la verdeamarela fue un monigote en manos del equipo alemán y acabó abucheada por una afición que no creía lo que veían sus ojos y que dedicó oles
al conjunto rival.
Las estadísticas quedaron pulverizadas. Brasil recibió la peor derrota de su historia desde el 6-0 que le propinó Uruguay en 1920.
Además, perdió la imbatibilidad en casa que sostenía desde 1975 en partidos oficiales.
Pero no sólo eso: Klose arrebató el récord histórico de goles en Mundiales con 16 tantos a uno de los grandes del futbol brasileño: Ronaldo.
Nunca antes una semifinal de un Mundial se había resuelto con un marcador tan abultado. Alemania se quedó a sólo un gol de su mayor vapuleada en Copas del Mundo, el 8-0 con el que derrotó a Arabia Saudita en 2002.
Gran nación del balompié y tricampeona del orbe, Alemania recordará probablemente por siempre su victoria en Belo Horizonte, ciudad que, por el contrario, quedará inscrita en la historia negra del futbol brasileño.
Al principio, los anfitriones apelaron a la Fuerza Neymar
. Miles de aficionados posaron con las caretas del gran ausente repartidas en las puertas del estadio, mientras el defensa David Luiz y el portero Julio César mostraron la camiseta con el 10 del astro durante la emisión del himno de Brasil. Neymar hizo lo suyo y les mandó un mensaje. “Voy a ser uno más de los 200 millones de torcedores... Dios es fiel”.
Pero hoy, todo funcionó a la perfección en la escuadra de Löw, que pudo incluso ganar por más con sus contragolpes en el tramo final del partido.
Alemania encontró la clave en cuartos de final ante Francia, cuando retrasó a Philipp Lahm al lateral derecho y puso a Klose en la punta de ataque.
La primera media hora alemana fue una orquesta sonando a la perfección. A los 11 minutos Müller abrió la cuenta y empezó a escribir el desenlace de la semifinal. El delantero del Bayern Munich apareció solo en el centro del área mayor para tomar un tiro de esquina lanzado desde la derecha por Kroos y con un remate bajo y de primera batió a un sorprendido Julio César.
Este fue el quinto gol de Müller en Brasil 2014, quedando a uno del máximo artillero, el colombiano James Rodríguez, y su décimo en dos mundiales.
El letal Klose a los 23 minutos anotó el segundo tanto; así, sumó su decimosexto en las Copas del Mundo para superar a Ronaldo (15). Klose recibió de Müller en el área con total tranquilidad, encaró a Julio César y éste le tapó el remate, pero dio rebote y Miroslav mandó el balón al fondo del arco.
A los 24 minutos Kroos hundió definitivamente a la canarinha al anotar el tercer tanto con un fuerte zurdazo desde el borde del área mayor que dejó sin oportunidad a Julio César.
Apenas dos minutos después y con el Mineirao en estado de shock, Kroos marcó el cuarto gol con un toque corto con el arco desguarnecido a pase de Sami Khedira.
El propio Khedira cantó la lotería a los 29 minutos, tras finalizar un contragolpe que él mismo lideró y combinó con Mezut Özil. Así quedó al desnudo uno de los peores equipos de Brasil en décadas.
En las gradas el público lloraba antes del descanso, cuando ya perdían 5-0 y el destino estaba sellado. Los rostros de los futbolistas reflejaban tensión, desazón e incredulidad, aturdidos por un resultado jamás antes visto por la gloriosa verdeamarela.
La derrota ya era durísima, pero Alemania, aunque sacó el pie del acelerador, aún tenía reservado un poco más de castigo para la segunda mitad. Hubo aficionados que no aguantaron el baile que le estaban dando a su selección y abandonaron el estadio.
Brasil lo intentó nada más al arrancar el complemento, pero Manuel Neuer fue de nuevo un gigante en el arco.
Ante un rival vacío, Schürrle completó la cuenta, en los minutos 69 y 79. El tanto de Oscar en el 90 no cambió nada.
El arbitraje del mexicano Marco Antonio Rodríguez fue bueno, sin complicaciones. Aunque los brasileños trataron de engañarlo en tres ocasiones al tirarse dentro del área, no señaló la pena máxima en ninguna y tampoco les mostró tarjeta amarilla. Sólo amonestó a Dante, de la verdeamarela.
Alemania era toda fiesta.
Brasil, desolación.
El mundo, asombro.