Hilda Tenorio o su azarosa apuesta por un sueño
Mi pasión es mi vocación
Mañana torea en San Pedro Xalostoc
E
l jueves estuve tentando en la ganadería de San José de Buenavista, donde toreé tres becerras jaboneras (pelaje blanco ligeramente amarillento), pues el ganadero José Luis Aranda tiene toros berrendos en jabonero, lo que nunca había visto. El viernes fui a la ganadería de Huichapan, de don Adolfo Lugo Verduzco, quien me echó cinco vacas, el sábado estaré en la plaza Cinco Villas, de Luis Marco Sirvent, también en labores de tienta, y del lunes al viernes próximos permaneceré en la ganadería de Caparica, más para entrenamiento y concentración que tentando.
Habla Hilda Tenorio –1.58 m de carácter y 49 kilos de determinación–, matadora de toros originaria de Morelia, triunfadora en los principales cosos del país desde sus comienzos como becerrista, quien tomó la alternativa en la Plaza México el 28 de febrero de 2010, de manos de Manolo Mejía y de testigo el español Ruiz Manuel, con reses de Autrique, siendo ovacionada en su primero y cortándole una oreja a su segundo.
No obstante ser la mejor torera mexicana de las últimas décadas, que ni se raja ni se casa, su carrera se ha visto rodeada de sacrificios, percances, estudios universitarios, rechazos abiertos o mal disimulados, administraciones varias, encuentros y desencuentros sentimentales, lesiones e incluso el robo de su automóvil hace un mes, en ese obsesivo peregrinar por convertirse en figura del toreo.
“A principios de 2013 –agrega la también licenciada en Derecho– me volví a lesionar el tendón de Aquiles, y luego de casi ocho meses en rehabilitaciones diversas pude reaparecer. Ya en 2005, luego de cortar una tarde tres orejas en la México, mi exitosa carrera se vio interrumpida por una lesión en los ligamentos que me costó tres operaciones y dos años nueve meses en penosa rehabilitación. He estado seis veces en el quirófano y más que la cornada de la cara la lesión de mi rodilla es lo que me ha parado. Casi a diario hablo con mis padres, que por primera vez no quieren verme en la corrida del lunes 7 de julio en San Pedro Xalostoc.”
“Es un cartel muy rematado con Juan Luis Silis, en su segunda corrida tras el grave percance de Pachuca, el año pasado, y con Sergio Flores, un joven tlaxcalteca que ha triunfado en España y anda con mucho sitio. El encierro es una señora corrida de Huichapan. Quizá por eso mis padres por primera vez decidieron no venir o porque ya están cansados de pasar tantos sustos.
“Por ahora no tengo ninguna relación sentimental y no me atrae para nada el matrimonio. Mejor sola que mal acompañada. Como abogada he podido constatar la tremenda cantidad de divorcios, tanto por responsabilidad de ellos como de ellas, que ingenuamente pretenden conocerse a costa de la pareja, y algo muy revelador: muchas amigas casadas me dicen ‘no te cases, no te cases’. Mi pasión sigue siendo mi vocación como torera.
“Mi día se me va muy rápido y más ahora que vivo en el Distrito Federal, pues hago hora y media de la casa a la Plaza México, donde entreno a diario. Con mis avíos al hombro me traslado en autobús y en Metro. Nadie me molesta y sí hay quien me reconoce y me felicita o me da palabras de aliento. También hago yoga y leo, incluso del tema taurino. Ahorita estoy terminando El arte de matar, de José Miguel Arroyo Joselito, que no aprueba a la mujer torera, pero se le olvida que la mujer tiene un umbral del dolor más alto, que la condición física se adquiere con alimentación correcta y ejercicio constante y que la fuerza... Bueno, la fuerza no es parte del toreo pues en fuerza el toro siempre gana.
“El ambiente taurino –prosigue la autora de la tesis Necesidad de establecer en la ley un organismo dedicado a la prevención del delito, que tanta falta hace a nivel nacional– se está cerrando mucho, no sólo para la mujer sino para todos. De novillera no sentí tanto rechazo como de matadora, pero es lo que hay. Soy la única matadora en activo y en el mundo seremos tres o cuatro. Con todo, cada día me siento más solvente a fuerza de entrenar, tentar, ver videos y asistir a festejos, estando abierta a todo y en contacto frecuente con los animales, que también ayuda mucho.
“Aunque algunos me califican de ‘técnica’, en las corridas recientes he escuchado con más fuerza el grito de ‘¡torera!’, y sí, siento que algo está cambiando en mi interior para bien de mi expresión delante de los toros. Hace 10 años, como novillera corté cuatro orejas y un rabo una tarde en San Pedro Xalostoc. A ver ahora cómo nos va. Desde luego y mientras los toros me respeten hay Hilda Tenorio para rato. Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí? Por eso agradezco a tanta gente que me anima y me apoya, incluida mi apoderada Gaby Torreslanda. Sí, algo de dinero he ganado, pero mi mejor salario es que nunca he puesto de mi bolsa para torear”, remata convencida la torera, que mañana acude a otra importante cita con su apasionada vocación. ¡Mucha suerte!