El sitio que habitó el arquitecto por 40 años cumplió una década de ser patrimonio mundial
Como parte del festejo se realizan actividades, entre ellas recorridos guiados y una exposición
Domingo 6 de julio de 2014, p. a10
La casa-estudio Luis Barragán celebró 10 años de su inscripción en la lista de patrimonio mundial de la Organización de las Nacionesa Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, pos sus siglas en inglés), y se mantiene como uno de los ejemplos de lo que el arquitecto, nacido en Guadalajara en 1902, llamó arquitectura de las emociones. Los colores, el mobiliario, todo permanece igual. Lo único que ha cambiado es la cama de su dormitorio, de tamaño individual, ya que al final de su vida sufrió Parkinson y la que usaba era de hospital.
Los colores que dominan el interior del inmueble, localizado en el barrio de Tacubaya, en la ciudad de México, y convertido en museo, son blanco, rosa, y amarillo, aunque en la terraza también se encuentran morado y naranja. La decisión de los colores fue por la amistad que tuvo con el pintor Chucho Reyes.
Los espacios también hablan de la religiosidad de Barragán –segundo arquitecto en obtener el premio Pritzker y único mexicano hasta ahora–, de la necesidad de mantener la privacidad, de la influencia de la arquitectura de las antiguas haciendas michoacanas y, sobre todo, de la experimentación con el espacio, la forma y el color.
Todo tiene un propósito
Luis Barragán habitó esta casa, construida en 1948, hasta su muerte, 40 años después. Entre los santos de su devoción estaba san Francisco de Asís, y de la máxima de vivir sólo con lo necesario. Todo en la casa tiene una intención: desde la portería hasta la terraza, los muros altos, el tipo y forma de las ventanas.
La visita inicia desde la fachada que comparten los números 12 y 14 de la calle General Francisco Ramírez, y primero se accede a lo que fue su casa a través de una portería. En la planta baja se encuentran el vestíbulo, la estancia, la biblioteca con unos 2 mil 500 jemplares, el comedor y desayunador, mientas en la segunda planta se encuentran el tapanco (que se adivina desde las escaleras de la biblioteca y que utilizaba como librero) y la habitación de huéspedes, además del Cuarto Blanco y la habitación principal. Ahí también se encuentran el vestidor o Cuarto del Cristo, y desde ahí, por unas escaleras estrechas, se sube a la terraza donde los muros, altos, enmarcan el cielo; eso también se explica por su religiosidad.
Desde la planta baja se puede acceder al estudio a través de un jardín de proporciones engañosas, porque así lo pensó el arquitecto. Hay una puertecita que da al Patio de las Ollas, donde se encuentra además un espejo de agua.
En el taller se exhibe en este momento la muestra fotográfica Cuartos oscuros, Barragán en penumbra por Lake Verea, nombre compuesto por las artistas Francisca Rivero-Lake y Carla verrea González, quienes tomaron imágenes de la casa en noches de Luna llena, lo que da una nueva mirada a la casa que generalmente se hace desde la luz y el juego de los colores y espacios, en esta exposición es desde la oscuridad y los juegos de luces y sombras.
Este recorrido por la casa estudio, guiado por la estudiante de arquitectura Adriana Garrido, se realizó como parte de las actividades para conmemorar el décimo aniversario de la declaratoria de la Unesco, organismo que consideró que integra elementos tradicionales y vernáculos además de diversas corrientes filosóficas y artísticas.
Las visitas se realizan previa cita y tienen un costo de 200 pesos, con descuento de 50 por ciento para estudiantes, maestros y adultos mayores mexicanos. Más información en la página www.casaluisbarragan.org