El fallecido artista es un ícono en su patria y el padre de la arquitectura moderna
En su monumental producción plasmó la curva libre de las montañas, el curso sinuoso de los ríos, las olas del mar y el cuerpo de la mujer
Diseñó Brasilia, primera ciudad en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987
Cultivó el binomio belleza-funcionalidad
Jueves 3 de julio de 2014, p. a11
El arquitecto Óscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho (Río de Janeiro, 1907-2012) revolucionó la arquitectura de su país, al plasmar en su monumental obra la curva libre que encontró en las montañas de Brasil, en el curso sinuoso de los ríos, en las olas del mar y en el cuerpo de la mujer.
Millones de turistas que visitan las sedes de la Copa Mundial de Futbol, en el país sudamericano, tienen la oportunidad de conocer los edificios diseñados por Niemeyer, padre de la arquitectura moderna y ganador en 1988 del Premio Pritzker, considerado el Nobel de esa disciplina artística.
La samba, las playas y el ambiente festivo del Mundial no impiden que las personas admiren y caminen entre los edificios creados por Niemeyer, como el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi, el sambódromo de Río de Janeiro y la iglesia de San Francisco de Asís, en Belo Horizonte, así como los auditorios catalogados de vanguardia del siglo XXI como el Parque Ibirapuera en Sao Paulo.
El arquitecto es conocido ante todo como el creador de Brasilia, capital del país. El visitante que se adentre en sus calles y edificios tendrá la sensación de caminar como en otro planeta y quedará deslumbrado por los monumentales edificios.
Brasilia, con las obras de Niemeyer, se convierte en un museo arquitectónico al aire libre. Las visitas ineludibles en esta ciudad son la Catedral, los palacios presidenciales de Planalto y da Alvorada, la sede del Senado y la Cámara de Diputados, así como el Museo Nacional Honestino Guimarães.
Brasilia, expresión de su genialidad
Óscar Niemeyer decía que cuando le encomendaban un edificio público, le gustaba generar sorpresa porque sabía que los pobres no iban a disfrutar nada, pero al menos podían detenerse para verlo y tener un momento de placer y embeleso.
La monumental Brasilia, donde dejó la marca de su arte y concentró sus sueños de una ciudad que pudiese albergar con ternura y confort a pobres y ricos, hombres comunes y poderosos, será siempre la expresión máxima de su genialidad.
La actual capital de Brasil fue oficialmente inaugurada el 21 de abril de 1960, durante el mandato presidencial de Juscelino Kubitschek. En 1963, Niemeyer fue nombrado miembro honorario del Instituto Americano de Arquitectos de Estados Unidos, a la vez que ganó el Premio Lenin de la Paz.
Durante la dictadura militar la oficina de Niemeyer fue allanada, sus proyectos comenzaron a ser misteriosamente rechazados y perdió su clientela. En 1965, 200 profesores, entre ellos el arquitecto, renunciaron a la Universidad de Brasilia, en protesta contra la política universitaria. El artista se vio obligado a exiliarse en Europa, en 1966, y escogió vivir en París.
En 1987 Brasilia fue declarada Patrimonio de la Humanidad, convirtiéndose en la primera ciudad en recibir este honor por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), debido a su conjunto de edificios singulares –que abordan muchos de los preceptos modernistas– y su diseño urbano racionalista, que cuando se ve desde arriba semeja un avión.
Más de 100 obras
Ícono de Brasil, al igual que el pionero del bossa nova, Tom Jobim y de la leyenda del futbol Pelé, Niemeyer dejó un legado de más de 100 obras, muchas en Sao Paulo. En el uso abundante del hormigón armado y de la línea curva, Niemeyer encontró las directrices de su concepción poética de las formas.
La creación modernista de Niemeyer se caracteriza no sólo por el culto a la curva, también por integrar sus construcciones con el entorno. En su monumental obra, la vegetación está siempre integrada y es cómplice de los edificios y del uso que se les va a dar.
Los que conocieron al arquitecto y lo vieron trabajar en su estudio de Copacabana, aseguran que antes de construir dibujaba y escribía mucho.
En el libro La arquitectura de Óscar Niemeyer a partir de sus dibujos, el arquitecto español Manuel Franco escribe que la belleza unida a la función es el mayor valor del legado del brasileño. Curvas o cúpulas invertidas, cual flores abiertas, como en la plaza de los Tres Poderes
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El Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia, capital del país anfitrión del Mundial, el cual fue remodelado en 2010, respeta los principios de construcción modernos que distinguen a la ciudad, cuyo principal arquitecto fue el legendario Óscar Niemeyer.