En 14 municipios serranos, 26% ya presentan trastornos de salud
Martes 1º de julio de 2014, p. 35
Chihuahua, Chih., 30 de junio.
El cambio de hábitos alimentarios llevó a comunidades indígenas hipertensión arterial y diabetes, entre otras enfermedades hasta hace algunos años casi desconocidas entre la población serrana de Chihuahua, indica el estudio Consulta segura, realizado por el Seguro Popular y la Secretaría de Salud estatal en 14 municipios de la Sierra Tarahumara.
El estudio, aplicado a 62 mil personas, indica que 16 mil 250 de ellas, 26 por ciento, padecen trastornos serios como sobrepeso, hipertensión, diabetes, anemia, obesidad y desnutrición, que representan los principales riesgos para la salud en Uruachi, Guadalupe y Calvo, Bocoyna, Moris, Urique, Guazapares, Batopilas, Balleza, Guachochi, Carichí, Chínipas, Gómez Farías y Guerrero.
La diabetes, que las comunidades indígenas no sufrían desde hacía dos décadas, es ahora un problema más grave que la anemia y la desnutrición. De las 16 mil 250 personas que ya tienen problemas de salud, 55 por ciento padecen sobrepeso; 18 por ciento, hipertensión; 11 por ciento, diabetes; 7 por ciento, anemia; 3 por ciento, obesidad, y 2 por ciento, desnutrición.
Parece una contradicción que en los municipios y las comunidades con mayor rezago y marginación, cuyos habitantes padecen hambre, haya también problemas de sobrepeso, pero se debe a que la gente gasta el dinerito en comida chatarra
, dijo el párroco de Carichí, Ignacio Becerra.
Afirmó que a las comunidades indígenas no llegan alimentos sanos, ni en las tiendas de Diconsa ni en las despensas de programas oficiales. Sostuvo que muy pocas familias rarámuris tienen frutas o verduras; la base de su alimentación es maíz y frijol, además de refrescos y comida chatarra, que se distribuyen hasta los lugares más apartados.
En la comunidad Wewechérare, en Carichí, Becerra contó que hace años las familias caminaban horas para bajar a los pueblos. Sólo llevaban agua y pinole para la travesía, y ahora llegan en ayunas a comprar de inmediato refrescos, galletas y frituras, que son su único alimento en el día.
Antes, con el poquito dinero que tenían compraban azúcar, café, manteca, latas de sardinas, harina de maíz. Ahora regresan a las rancherías con botellas de refrescos de tres litros y frituras de harina de trigo o maíz, de esas que se venden a granel
, aseguró el clérigo.
Mientras habla, los alrededores del viejo templo de Wewechérare se llena con la colorida indumentaria de las mujeres rarámuris y sus niños, mientras los hombres se reúnen en torno a la tienda Diconsa, donde refrescos en envases de plástico ocupan la mayor parte del espacio. No hay a la vista verduras ni frutas, pero no faltan en los estantes galletas, dulces, frituras y pastelillos industrializados.
Según Estela Ángeles, de la organización Bowerasa, el gobierno nunca ha impulsado en México una política alimentaria, mucho menos una que tome en cuenta a los indígenas, lo que es evidente en la Sierra Tarahumara
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