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Las condiciones siguen frágiles y un inconveniente haría que la economía mundial se frenara
Martes 1º de julio de 2014, p. 33
Este año han surgido con perturbadora frecuencia crisis geopolíticas que erosionan la confianza económica y empresarial en los precisos momentos en que comenzaban a aparecer signos de crecimiento sostenible. La sacudida más reciente proviene de Irak, donde militantes del Estado Islámico de Irak y Levante (conocido como Isil) han capturado ciudades en el norte y el centro del país. El avance del Isil ha elevado el precio del crudo europeo más de 4 dólares por barril en cuestión de días. Un alza prolongada en los precios del petróleo sería doblemente peligrosa para la economía mundial: desalentaría los negocios y el gasto de consumo, y bloquearía nuevas inversiones.
La violencia en Irak viene a continuación de la crisis entre Rusia y Occidente por Ucrania y la persistente guerra civil en Siria, que ha cobrado hasta ahora más de 150 mil vidas. Entre tanto, a finales de mayo el ejército tailandés completó un golpe de Estado y ahora dirigirá el país hasta que decida entregar el poder a un gobierno electo. Incluso en las democracias estables de Europa occidental, las recientes elecciones al Parlamento europeo arrojaron victorias inquietantes para partidos derechistas, que capitalizaron tanto los temores del electorado por la economía como el sentimiento antinmigrante.
Fuera de esos puntos de conflicto, la mayoría de las economías avanzadas han mostrado mayor impulso económico en meses recientes, en lo que constituye la primera evidencia real de tal circunstancia desde la recesión global de 2008-09.
La economía alemana sigue siendo el baluarte de Europa; la creación de empleos y el sentimiento del consumidor en Estados Unidos han sido fuertes; Japón creció a una tasa excepcional en el primer trimestre, y la economía de Gran Bretaña se fortalece con rapidez.
Sin embargo, el hecho de que otros países desarrollados, como Francia e Italia, apenas se muevan, significa que estos signos de progreso vienen con una advertencia conocida: las condiciones siguen siendo frágiles y cualquier acontecimiento inconveniente, como un alza de los precios petroleros provocada por el conflicto iraquí, podría volver a hacer que la economía mundial avanzara a rastras.
La acumulación de empuje en las economías desarrolladas no se refleja en los mercados emergentes. La economía china aún crece a más de 7 por ciento este año, pero la actividad ha sido mediocre en general, además de que los sectores de la vivienda y bancario paralelo incrementan el riesgo de un descenso más prolongado.
La pérdida de confianza de los inversionistas y el efecto de las sanciones occidentales por la crisis en Ucrania han puesto la economía rusa en riesgo de recesión, en tanto a la economía india le urge que su nuevo gobierno tome decisiones sobre políticas después de dos años de desempeño inferior a su potencial.
Albergar la Copa Mundial de Futbol de la FIFA no parece hacer nada por reducir el malestar en Brasil, donde el deterioro en el manejo de políticas macroeconómicas ha mermado la confianza de los inversionistas, y las manifestaciones públicas contra la corrupción y los deficientes servicios públicos complican aún más la situación.
Aunque las perspectivas de la economía mundial no han cambiado, hemos reducido el pronóstico de crecimiento en Estados Unidos de 2.5 a 2.2 por ciento este año, luego de una contracción en la economía en el primer trimestre. Esta reducción ha sido contrarrestada en parte por un incremento en nuestro pronóstico de crecimiento para Japón, que ahora está en 1.8 por ciento.
Seguimos confiando en que, si se combina con la continuación de la gran aportación de China, el crecimiento global se acelerará en 2014 a 2.6 por ciento a tipos de cambio del mercado, contra 2.1 en 2013.
América Latina enfrenta otro año decepcionante. Luego de un crecimiento del PIB de apenas 2.7 por ciento en 2103, esperamos otro descenso en 2014 a 2.4 por ciento.
En Brasil, que representa 40 por ciento del PIB regional, las restricciones a la oferta interna que se acumularon durante el auge de la década pasada se han vuelto un obstáculo; los rígidos mercados laborales y los problemas de infraestructura crean cuellos de botella y alientan la inflación.
Hemos recortado nuestro pronóstico de crecimiento para México en 2014 a 2 por ciento contra el 2.4 anterior, luego de un primer semestre blando. En otros países, sobre todo Argentina y Venezuela, el principal lastre a las perspectivas económicas son las políticas deficientes.
Economist Intelligence Unit
Traducción: Jorge Anaya
En asociación con Infoestratégica