Los germanos encontraron a un equipo que los sorprendió por su intenso juego
La selección dirigida por Löw se medirá en la siguiente fase a Francia en el estadio Maracaná
Tras ir en desventaja 2-0 en tiempos extras, los africanos se acercaron con gol de último minuto
Martes 1º de julio de 2014, p. 2
Porto Alegre, 30 de junio.
Alemania sufrió lo indecible para doblegar 2-1 a Argelia con dos goles en la prórroga y avanzó a los cuartos de final de la Copa del Mundo, fase en la que enfrentará a Francia el viernes 4 de julio, en el estadio Maracaná, en Río de Janeiro.
Un maravilloso gol de Andre Schürrle, quien remató prácticamente de tacón al comienzo del alargue, y otro de Mesut Özil al final dieron el triunfo a la selección alemana, que chocará contra los galos en un gran duelo de selecciones europeas por un boleto a semifinales. Abdelmoumene Djabou logró el gol para Argelia en el último minuto de los tiempos extras.
Alemania volvió a apostar por un once sin centro delantero, pero el choque se complicó porque el estratega Joachim Löw no pudo contar con Mats Hummels, su zaguero más talentoso en la salida del balón, afectado por un proceso gripal, y Alemania lo notó. Con Philipp Lahm actuando como mediocampista y cuatro centrales en la zaga, la mannschaft sufrió desde el principio.
A los 90 segundos de comenzar la prórroga, Thomas Müller encontró en el área a Schürrle, quien en un maravilloso gesto técnico remató de tacón cruzando la pierna. El balón salió mordido y el inesperado bote ayudó a superar al guardameta Rais Mbolhi.
En los segundos 15 minutos, Argelia se vino abajo físicamente y Alemania tuvo varias oportunidades para convertir el segundo. En una de ellas, Özil recogió un rechazo a tiro de Schürrle dentro del área y dio el gol de la tranquilidad.
En el tiempo suplementario del alargue, Djabou, quien había entrado en la prórroga, logró el tanto del honor al rematar al fondo de la red un preciso centro al segundo palo de Sofiane Feghouli.
Al inicio del partido, Alemania ejerció un dominio infructuoso, mientras Argelia castigaba constantemente la espalda de la defensa germana.
En los primeros 45 minutos nadie hubiera dicho que Alemania, segunda en la clasificación de la FIFA, era la favorita, la de mayor tradición y con tres títulos en sus vitrinas. Los africanos robaron el balón en campo contrario una y otra vez en una primera mitad donde primó el futbol ofensivo.
Islam Slimani, el futbolista más activo de los llamados zorros del desierto, tuvo el gol en sus pies a los ocho minutos, pero no supo definir, en una precipitada salida de Manuel Neuer.
Poco después era su hombre más talentoso, Sofiane Feghouli, el que no encontraba rematador tras driblar a varios defensas y buscar a un compañero en boca de gol.
Slimani volvió a rondar la meta, pero el zaguero Per Mertesacker alcanzó a detenerlo en el último instante.
Slimani metió el balón a las redes a los 17 minutos, en una jugada invalidada por posición adelantada. Otro remate de Faouzi Ghoulam pasó cerca del arco alemán.
Alemania sufría, sorprendida por el alto ritmo y la intensa presión de los argelinos, y no era capaz de imponer su juego paciente y de toque. De esta forma, se veía obligada a intentarlo con tiros lejanos, como los protagonizados por Bastian Schweinsteiger y Mesut Özil.
Argelia creó las ocasiones más peligrosas en el primer tiempo y pudo adelantarse si su lateral izquierdo, Faouzi Ghoulam, en su enésima llegada al área rival, no hubiera cruzado demasiado su zurdazo solo ante Neuer, o si el caprichoso rebote sobre el cuerpo de Jérome Boateng a disparo de Medhi Mostefa hubiera acabado sólo unos milímetros más a la derecha del poste.
Los europeos gozaron de su ocasión más clara al borde del descanso, con un gran tiro lejano de Toni Kroos, que despejó a un lado el arquero Mbolhi y cuyo rechazo estrelló Mario Götze de nuevo en el cuerpo del portero argelino.
El técnico Löw metió a Schürrle por Mario Götze tras el descanso y Alemania se revolucionó. En una buena combinación en la línea de tres cuartos, Bastian Schweinsteiger dejó el balón a Lahm a la altura de la media luna, sin embargo, su potente disparo con sabor a gol fue despejado en una soberbia estirada de Mbolhi.
En sus dos primeros minutos sobre el césped Schürrle rozó el gol y centró a la cabeza de Shkodran Mustafi, cuyo cabezazo atrapó Mbolhi, el héroe de los suyos en la segunda mitad. No en vano salvó con la yema de los dedos un misil de Lahm y no permitió que los alemanes, más cómodos, se pusieran en ventaja.
Müller tuvo en su cabeza la victoria, pero remató desviado con todo el arco a su favor; segundos después estrelló su testarazo en las manos del salvador Mbolhi y, casi al final, chutó fuera cuando ya se cantaba el gol en las gradas, al minuto 81.
Oportunidades constantes, llegadas al área, juego vertiginoso... una oda al futbol ofensivo, sin ataduras tácticas, dejando la pizarra a un lado, que finalizó con un sorprendente 0-0 a los 90 minutos.