Porto Alegre, 25 de junio.

Para Lionel Messi no hay defensa infranqueable ni arquero imbatible.

Con dos goles en la victoria 2-3 de Argentina sobre Nigeria, Messi se tomó revancha del arquero Vincent Enyeama, quien en Sudáfrica 2010 fue el mejor de la cancha para la FIFA, al taparle a La Pulga por lo menos cinco disparos con destino de red.

Argentina clasificó como primera del grupo F para los octavos, mientras que Nigeria, a pesar de la caída, también logró el pase. La albiceleste jugará el martes próximo contra Suiza, y Nigeria se las verá con Francia, el ganador del bloque E.

El capitán argentino se convirtió en el segundo jugador en marcar goles en los tres partidos de la fase de grupos, después del colombiano James Rodríguez, y es junto a Neymar el goleador del Mundial, con cuatro tantos.

La Pulga firmó sus goles en los minutos 3 y 46, y la otra anotación fue del defensa Marcos Rojo (50). Ahmed Musa puso la igualdad provisoria para Nigeria a los 4 y 47.

En un partido con muchos errores defensivos de ambos lados, Argentina volvió a mostrar su Messidependencia, aunque esta vez también tuvo a un Ángel di María mucho más activo y parecido al volante desequilibrante del año reciente en el Real Madrid.

Para el técnico Alejandro Sabella queda la preocupación por la floja labor de la última zaga y la lesión del delantero Sergio Agüero, que debió ser reemplazado en el primer tiempo por Ezequiel Lavezzi.

Es el cuarto triunfo de Argentina contra las Águilas Verdes en una Copa del Mundo en otros tantos partidos, tras las victorias 2-1 en Estados Unidos 1994 y 1-0 en Corea del Sur y Japón 2002 y Sudáfrica 2010.

Si la defensa no funcionó, Argentina tuvo una mejor producción en ataque, sobre todo gracias a un Di María omnipresente que dio aire a Messi, genial y eficaz como desde el inicio del Mundial. Con Gonzalo Higuaín algo más conectado, el Kun Agüero fue sin dudas el más flojo, y su lesión es un dolor de cabeza para Sabella, aunque Ezequiel Pocho Lavezzi tuvo una buena labor. Como contra Bosnia en el debut, Argentina golpeó rápido a los 2 minutos.

El crack del Barcelona definió con una volea alta y fuerte tras recoger un rebote en el palo de un remate de Di María, habilitado en profundidad por Javier Mascherano a espaldas de la defensa nigeriana.

Pero los argentinos estaban todavía celebrando cuando llegó el empate de los africanos, en una excelente definición de Musa entrando libre por la izquierda, un contragolpe que volvió a exhibir las carencias de la defensa.

Liderado por un Di María encarador en la franja izquierda, Argentina fue algo más en el primer tiempo y tuvo ocasiones a través de Higuaín, que falló en un mano a mano con el arquero Enyeama, y dos disparos desde afuera del área del propio Fideo.

Sin embargo, hubo que esperar a que Messi volviera a frotar la lámpara sobre el cierre de la etapa con un exquisito tiro libre por arriba de la barrera que dejó inmóvil a Enyeama, aquel que lo había dejado en cero en el Mundial Sudáfrica-2010.

Como una repetición de lo ocurrido al inicio, Argentina no supo conservar la ventaja ni dos minutos, ya que Musa aprovechó un yerro garrafal de Fernando Gago en una pésima cesión hacia atrás para irse derecho al gol.

Pudo haber sido un golpe anímico duro, pero la suerte volvió a aliarse con Argentina y Marcos Rojo puso de inmediato el 3-2 con la rodilla en un córner, devolviendo la tranquilidad.

Antes de los 20 minutos, y pensando ya en los octavos de final, Sabella decidió preservar a Messi, que fue fue ovacionado, y colocó a Ricardo Álvarez, volante ofensivo del Inter.

Aunque el partido perdió intensidad, el cambio sirvió también para ver a Argentina sin su estrella.

Di María continuó mostrándose como salida y Lavezzi pudo haber aumentado en una buena jugada preparada en un tiro libre. Pero Musa también estuvo cerca del hat-trick y el empate en dos oportunidades, con lo que dejó en claro que Sabella tendrá que trabajar mucho con la última zaga, que sigue siendo el talón de Aquiles de su equipo, aunque eso no importó a los más de 30 mil hinchas argentinos en las gradas.

Durante el juego se presentó una acción que después los implicados minimizaron. En el cobro de un saque de banda, Lavezzi arrojó un chorro de agua a su técnico, quien sin inmutarse le siguió dando instrucciones tácticas.