Entre el primero de octubre de 2013 y el 15 de junio de 2014 agentes de Estados Unidos han aprehendido a más de 52 mil migrantes menores que viajaban solos, sin la compañía de un adulto, y que entraron a ese país sin la documentación requerida.

Esta cifra representa cerca del doble de los niños que entraron sin acompañante durante todo el año pasado, y los números continúan creciendo, informó ayer el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne.

El diplomático reconoció que se registra una ‘‘seria situación humanitaria (sic) causada por el gran flujo de menores migrantes que viajan solos y entran por la frontera común con México, provenientes principalmente de América Central.

‘‘La cuota humana –en muertos, heridos y experiencias traumáticas que incluyen abuso sexual y trata de personas– es inmensa y de un impacto profundo’’, dijo Wayne. Consideró que ambos gobiernos, junto con amigos, familiares y organizaciones de la sociedad civil deben atender este problema.

Los menores migrantes son los más vulnerables, ya que el camino a Estados Unidos, en la frontera norte de México, se ha vuelto más peligroso que en el pasado, por lo que los dos gobiernos deben trabajar juntos por toda la región para advertir a los niños y niñas de no hacer el viaje y asociarse para hacer frente tanto a los retos inmediatos de esta situación como a las causas fundamentales del problema.

En este sentido, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunirá en los próximos días con los presidentes de Guatemala, Otto Pérez Molina; de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y con el representante de alto nivel del gobierno de Honduras, Jorge Ramón Hernández Alcerro, para abordar el tema del aumento de menores no acompañados que buscan entrar a Estados Unidos.

En esa reunión participarán por México el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el subsecretario de Relaciones Exteriores, Sergio Alcocer, y la subsecretaria de Gobernación Paloma Guillén. Ahí se dialogará sobre el fortalecimiento de la cooperación en la región y el apoyo en seguridad y economía hacia América Central por parte de Estados Unidos, expuso Wayne.

Hizo ver que incluso el mes pasado, en un encuentro que sostuvieron el secretario de Estado, John Kerry, y el canciller mexicano, José Antonio Meade, se enfatizó la importancia crucial de este tema y se le ha dado seguimiento por parte de numerosos funcionarios de ambos países, líderes de la sociedad civil y representantes de organizaciones internacionales.

‘‘Algunos migrantes –de ellos un número creciente de menores– buscan cruzar la frontera sin documentación ante la errada impresión de que si llegan a Estados Unidos se les permitirá permanecer; sin embargo, los funcionarios de alto nivel del gobierno de Washington, incluido el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, han dejado en claro que es falso.’’

Son los tratantes y traficantes, generalmente asociados con el crimen organizado, los que desinforman para engañar a más migrantes, sostuvo el diplomático.

Agregó que se trabaja en programas en el contexto de la Iniciativa Mérida para ‘‘mejorar la capacidad de México’’ de vigilar y controlar el movimiento a lo largo de su frontera sur, especialmente con respecto a estas organizaciones de tráfico y trata de personas, y se está ‘‘apoyando a las fuerzas mexicanas federales y estatales en su lucha por desmantelar redes de tráfico de personas y del crimen organizado que hacen presa de estos migrantes’’.

La legislación estadunidense que está en proceso de ser considerada, explicó, en caso de ser aprobada por el Congreso, ‘‘tan sólo otorgaría estatus legal a aquellos que han residido en Estados Unidos antes del 31 de diciembre de 2011’’. Los migrantes menores que están entrando al país, por tanto, no son elegibles para obtener beneficios bajo la actual ley estadunidense conocida como Acción Diferida para Menores, o DACA, por sus siglas en inglés. De ahí que quienes entren al país vecino sin la condición migratoria necesaria serán sujetos al proceso de deportación.