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La Jornada en Brasil 2014

Se había anunciado pantallas gigantes en el Monumento a la Revolución, pero nunca llegaron

Más de 100 mil personas convirtieron al Zócalo en adoratorio al futbol

Unos 5 mil aficionados celebraron el empate en el Ángel de la Independencia

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Desde el mediodía, más de 100 mil personas colmaron el Zócalo capitalino en espera de un buen resultado del TriFoto Carlos Ramos Mamahua
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En los momentos en que Brasil más presionaba, aficionados optaron por rezar para pedir que Memo Ochoa mantuviera sin gol a los sudamericanosFoto Carlos Ramos Mamahua
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de junio de 2014, p. a14

Ayer el Zócalo de la ciudad de México se abarrotó de aficionados. Se convirtió en el único escenario al aire libre del centro de la ciudad. Las pantallas que se instalarían en el Monumento a la Revolución nunca llegaron. No obstante, los capitalinos disfrutaron el inesperado empate que brindó el Tri en su encuentro con el pentacampeón.

La ciudad amaneció diferente: en el Metro, los trolebuses, en todo el transporte público, había aficionados que decidieron vestirse con los colores de la selección. Otros no lo pensaron dos veces y salieron con la camiseta bien puesta desde temprano.

Javier Hernández, de profesión ingeniero, optó por llevar su playera dentro de una maletita al igual que otros de sus compañeros del despacho, acordaron ver el partido en el Monumento a la Revolución y justo cuando salieron encontraron la sorpresa de que no había pantallas; regresaron a la oficina.

Otros esperaron hasta el último momento, los policías de la Secretaría de Seguridad Pública que vigilaban la zona habían informado que las pantallas estaban retrasadas por la manifestación, pero al ver que no llegaron decidieron ir al Zócalo.

La plancha del Zócalo estaba llena, según los reportes oficiales antes del mediodía la gente empezó a llegar. Para las 14 horas, cuando inició el partido, los portales se encontraban saturados de aficionados, fue necesario cerrar la circulación de Avenida 20 de Noviembre y el circuito a la plaza de la Constitución.

Los banderines tricolores se ondearon cuando en las pantallas aparecieron los jugadores, pese al bullicio en la principal plaza cívica de la ciudad, la gente guardó silencio durante la entonación del Himno Nacional y presentación de los seleccionados.

Los ánimos se fueron calentando conforme avanzaba el partido. Al principio todos quietos y bien sentados, pero después todo eran gritos y saltos. Amas de casa, comerciantes, burócratas, estudiantes y muchos más, con rostros de angustia y emoción, que en una catarsis colectiva lanzaban a todo pulmón: ¡portero, portero, portero!, para festejar a Guillermo Ochoa, quien se llevó la tarde.

Pasadas las 15 horas el secretario de Gobierno del Distrito Federal, Héctor Serrano Cortés, estimó una afluencia a la zona superior a los 100 mil espectadores. Era el segundo tiempo, la gente esperaba un gol, gol, gol, gol, pero a diferencia de otras ocasiones, no criticaba, no insultaban a los jugadores, sabían que se trataba de un rival fuerte.

Sin goles de México ni de Brasil terminó el encuentro que fue gloria para los espectadores que decidieron festejar en el Ángel de la Independencia. Cinco mil aficionados de futbol se concentraron en las inmediaciones para celebrar ese empate que supo a triunfo.

Más de mil policías de la SSPDF resguardaron los festejos, formaron una valla alrededor del Ángel para evitar que los aficionados subieran a las escalinatas y jardines. Sólo un conato de bronca se reportó, aficionados agredieron a algunas personas que portaban playera del equipo brasileño y los uniformados tuvieron que intervenir.

En las delegaciones Coyoacán, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo los espacios para ver el partido resultaron insuficientes para la afición que los abarrotó por completo.

(Con información de Josefina Quintero, Rocío González, Gabriela Romero y Mirna Servín)