La gira del líder moral del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, por las delegaciones políticas de esta ciudad sirvió de pretexto para que más de un legislador, jefe delegacional o dirigente de esa organización buscara posicionarse ante la militancia, mostrara el músculo y convirtiera alguno de esos actos en campo de batalla de porras, abucheos, mantas y uno que otro conato de enfrentamiento.

Con las reuniones que tuvo ayer con los perredistas de Azcapotzalco y Miguel Hidalgo, el ex candidato presidencial concluyó sus recorridos por esta ciudad, cuya finalidad principal fue impulsar la campaña de recolección de firmas para llevarlas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y resuelva que se realice una consulta en la que se decida si están o no en favor de las reformas energéticas promovidas por el gobierno federal.

Sin embargo, en los distintos actos de Cárdenas pareció que ese mensaje estaba en segundo plano, y que la prioridad era hacer sentir la presencia de los liderazgos territoriales.

El martes, en Iztapalapa, donde hubo la mayor participación de simpatizantes perredistas, la disputa de mantas, banderines y consignas se dio entre las huestes de Armando Contreras, Aleida Alavez, Jesús Valencia, Arturo Santana y Dione Anguiano; incluso, los seguidores de estos dos últimos, diputados locales, escenificaron una confrontación antes de la llegada del ex jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Ayer, en Azcapotzalco, la tónica no cambió. Los simpatizantes del secretario general del PRD-DF y de la ex delegada Laura Velázquez –de la corriente Izquierda Democrática Nacional– prácticamente llenaron la explanada de la delegación, y cuando el líder de este partido, Raúl Flores, iba a tomar la palabra, tronaron los gritos: Fuera Cuéllar... fuera Cuéllar, dirigidos al diputado federal Fernando Cuéllar, de la corriente Nueva Izquierda, pero los seguidores de éste no se callaron y respondieron: Fuera Laura... fuera Enrique...

Por la noche, en el parque Cañitas, en Miguel Hidalgo, Cárdenas fue testigo de cómo seguidores de David Razú, funcionario delegacional, competían en mantas, porras y apoyos con las del diputado local Roberto Candia, de Vanguardia Progresista, y del diputado federal Carlos Reyes Gámiz.