Maíz en Milpa Alta
l Distrito Federal sorprende, ¿cuántos sabemos que en Milpa Alta hay águilas, venados cola blanca, pumas y un pequeño conejo, el zacatochtli? Esta delegación está integrada al Suelo de Conservación que tiene funciones ambientales invaluables para la ciudad de México. Hay bosques de pino, de encino, de oyamel, pastizal y matorral xerófilo en altitudes que varían entre 3 mil 600 y 2 mil 300 metros sobre el nivel del mar.
Estar ahí es un privilegio; al paisaje natural se suma la cultura ancestral de los 12 pueblos de Milpa Alta, cuyos habitantes han cultivado el nopal y la milpa con dedicación por generaciones; sus terrazas para cultivo existen desde la época prehispánica.
En Milpa Alta hay cinco ejidos; en uno de ellos, San Juan Tepenáhuac, está el Centro de Educación Ambiental. Ahí fue leída la Carta por la Defensa de los Maíces Nativos de Milpa Alta, por las productoras Carmen Rodríguez y Dominga Martínez; está dirigida al presidente Enrique Peña Nieto. La firmaron el delegado Víctor Hugo Monterola, campesinos milpaltenses, funcionarios e investigadores.
En ella se enfatiza que para el caso de los pueblos de Milpa Alta, atentar contra el maíz nativo significaría quebrantar la historia, identidad y dignidad de una cultura construida y hermanada con la milpa a lo largo de cientos de años
, y que es indispensable detener los permisos para la siembra de maíz transgénico en México por sus negativos impactos económicos, sociales, ecológicos y culturales.
La Carta es resultado de un trabajo interdisciplinario y participativo de muchos años, que se ha llevado a cabo desde la Dirección General del Medio Ambiente y que el actual delegado apoya con decisión. Un antecedente de ese proyecto inició en 2003 cuando el Gobierno del Distrito Federal invitó al doctor Antonio Serratos como asesor para formular y desarrollar el proyecto Establecimiento de un Sistema de Monitoreo de Maíz Transgénico para las Zonas Agrícolas del Distrito Federal. En el curso del trabajo fue importante el hallazgo de una gran diversidad de al menos seis razas de maíz, que han sobrevivido al crecimiento urbano y a un sinnúmero de presiones, gracias al trabajo amoroso de los agricultores de esas tierras.
Autoridades e investigadores como Ana de Ita, Carmen Morales y el propio Serratos han dialogado con los campesinos; juntos han hecho talleres, publicaciones, ferias y exposiciones apoyados por la delegación, el INAH, la UAM, el Colpos y la UACM. Por ello las firmas recabadas son fruto de una convicción: es indispensable defender este patrimonio de la ciudad y del país –nuestro maíz nativo– para las nuevas generaciones.