e ha sorprendido la crítica que Maciek Wisniewski ha hecho del libro de Thomas Piketty El capital en el siglo XXI (Marx, Piketty y los ladrones de títulos
, La Jornada, 6/6/14).
Durante siete años enseñé El capital en la Facultad de Economía de la UNAM –después de haberlo estudiado varios más–, y creo conocerlo lo suficiente como para advertir rápidamente que la obra de Piketty no se basa ni se apoya en la obra mayor de Marx. Debo agregar que muy probablemente es la obra que mayor formación me dio hasta la fecha. Mi artículo de la semana pasada, que se refiere a la índole de la tecnología de hoy que abarca mayores mercados, se basa precisamente en el concepto marxista de producto excedente.
Para Piketty Marx no es la figura intelectual intocable que Wisniewski parece ver. La de Piketty me parece una posición respetable; creo también que nadie debería glorificar a nadie, intelectualmente, aunque me queje con frecuencia de la actitud antintelectual que con frecuencia se expresa hoy desde las izquierdas. Así, no me parece extraño, ni terrible, que alguien use como quiera el título de la obra mayor de Marx; no hay pecado. ¿No haber leído a Marx descalifica el trabajo de Piketty?; no lo creo, serían miles y miles las obras de economistas que tendrían que ser descalificadas.
De otra parte, el propio Wisniewski recoge de Piketty la declaración de no haber estudiado a Marx: tiene un par de opiniones, pero no tiene con qué criticarlo.
En el artículo de Wisniewski hay muchos ¡sic! extraños; por ejemplo cuando Wisniewski dice que no ha leído a Marx, y cuando también dice que no fue su influencia. No es una obligación haber leído a Marx para escribir una obra como la de Piketty, pues es un trabajo que tiene unos objetivos diferentes a El capital. Wisniewski pone otro ¡sic!, cuando Piketty dice que lo que intentó fue escribir una historia del capital. Naturalmente, lo hace desde el concepto que Wisniewski tiene de capital
, como conjunto de bienes
y riqueza acumulada
. Wisniewski, siguiendo a Marx, dice que el capital es una relación social. Marx, en efecto, descubre detrás de las relaciones (mercantiles) entre los bienes, una relación social, pero sigue llamando capital a esos bienes (especialmente el concepto de capital constante; construye también los conceptos de capital variable, y de capital-dinero).
El objetivo principal de la obra de Marx fue descubrir los procesos sociales que determinan la distribución del producto social entre las principales clases de la sociedad. Es el mayor descubrimiento del modo de funcionamiento del capitalismo. Pero si se quiere poner a discutir a Marx con los neoclásicos, por ejemplo, entraremos a un callejón sin salida, porque el objetivo de Alfred Marshall, fundador de los primeros principios de esa escuela, es explicar el equilibrio parcial en los mercados, como para León Walras lo fue entender el equilibrio general. Las limitaciones de ambos fueron señaladas por Keynes, quien bautizó a ese pensamiento como escuela neoclásica.
Wisniewski pone un ¡supersic! ahí donde Wisniewski dice que en El capital no hay datos. Sin duda El capital explica la anatomía
de la sociedad capitalista. Pero Marx fue un autor muy descuidado con los números. En los primeros capítulos del tomo I hay numerosos errores aritméticos (que, desde luego, no cambian el sentido de los conceptos que ahí están naciendo). En efecto, en El capital los datos son escasos (unas cuantas pequeñas tablitas). Cuando Marx escribe El capital, lo hace antes de que la estadística económica haya sido normalizada y, por tanto, no encontraremos series históricas y elaboraciones estadísticas que apoyen empíricamente las tendencias que de todas maneras Marx descubriría.
Otros ¡sic! recibe Wisniewski porque pone en duda la existencia de la tendencia descendente de la tasa de ganancia, concepto tan caro a distintos marxistas. Marx mostró por qué esa tendencia estaba inscrita en la dinámica del capital, pero también escribió sobre sus causas contrarrestantes
. El libro de Wisniewski pone sobre la mesa unos números que dan pie al debate sobre la tendencia de la tasa de ganancia. Mi hipótesis es que las siniestras operaciones del capital financiero internacional, desde los años setenta, han contribuido poderosamente a contrarrestar tal tendencia. Wisniewski no lo refiere, pero es altamente frecuente que diversos marxistas crean que Marx se refería a las tasas de ganancias de las empresas en particular; no es así: Marx refería a la decreciente relación entre el plusvalor total de una economía (ahora habría que pensarlo a escala mundial) y el total del capital constante acumulado, hoy inconmensurable, que incluye el capital que la estadística hoy designa como infraestructura física. Los salarios, en términos de valor, han venido siendo aplastados y partes enormes de ellos transferidos al capital en forma de plusvalor absoluto.
Que Marx no habló nunca de desigualdades dice Wisniewski: sólo hay que leer el capítulo XXIII, La ley general de la acumulación capitalista ( El capital, FCE, tomo I). Recomiendo igualmente la lectura del ensayo de I. Wallerstein Marx y la historia: la polarización
.
De otra parte Piketty, en efecto, no es anticapitalista. Pero estas palabras no son un aserto de obvia y general comprensión. Involucran un mundo de debates. Termino celebrando que el trabajo de Piketty, dice Wisniewski que se dice que gracias a él, Marx está otra vez en boga
.