Moscú, 9 de junio.

A cadena perpetua condenó este lunes la Corte Urbana de Moscú a dos de los principales implicados en el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya. El resto de los imputados también recibieron penas de 12 a 20 años de cárcel, pero, casi ocho años después del día que los disparos de un sicario acallaron a una de las voces más críticas de este país, sigue sin conocerse el nombre del autor intelectual del crimen.

Quizá nunca se sepa quién ordenó matar a la periodista de Novaya Gazeta, cuyas denuncias ponían en entredicho la reputación de encumbrados políticos, y no se descarta que los propios implicados desconozcan la respuesta.

Al menos, de los numerosos juicios en distintas instancias queda la impresión de que, salvo el dinero que presumiblemente obtuvieron, ninguno de los imputados tenía motivos para matar a la periodista. Asimismo, colegas de Politkovskaya apuntan la posibilidad de que estarían ya muertos algunos intermediarios o eslabones de la cadena que podrían llevar hasta el autor intelectual.

Así las cosas, Lom-Ali Gaitukayev, checheno que asumió la responsabilidad de encargar el asesinato, y Rustam Majmudov, checheno identificado como autor material, pasarán entre rejas el resto de sus días.

El ex policía Serguei Hadjikurbanov, que actuó de mediador entre Gaitukayev y Majmudov, cumplirá una condena de 20 años de cárcel, mientras los hermanos del sicario, Ibrahim y Dzhabrail Majmudov, que se encargaron de vigilar a la periodista, estarán 12 y 14 años presos, respectivamente.

Antes –ya que aceptó colaborar con la justicia– había sido condenado a 11 años de cárcel Dimitri Pavliuchenkov, ex titular de un departamento de la policía de Moscú, que proporcionó información reservada sobre la dirección y los movimientos de la periodista.

Un jurado popular, el pasado 20 de mayo, emitió un veredicto que considera culpables a los cinco imputados, mientras la defensa insistió hoy en la inocencia de sus clientes.

Los hijos de Anna Politkovskaya –asesinada de cuatro balazos en el elevador del edificio donde residía el 7 de octubre de 2006– no tienen duda de la culpabilidad de los imputados, pero consideran que es prematuro cerrar este caso, el cual –para ellos– continuará abierto hasta que el autor intelectual se siente en el banquillo de los acusados.