Sólo 26% de rusos apoyan la anexión de regiones ucranias: sondeo
Martes 3 de junio de 2014, p. 25
Moscú, 2 de junio.
Ante la tajante negativa de los grupos separatistas a deponer las armas –y con una población civil inmersa en el horror, con el riesgo permanente de engrosar por una bomba o por una bala la lista de daños colaterales
y el caos que provoca el cierre de las tiendas, las escuelas, los sitios de trabajo–, continuaron este lunes los combates con el ejército en distintas ciudades del este de Ucrania, con especial crudeza hoy en Lugansk.
La situación es realmente compleja porque no se trata de un enfrentamiento de una sola guardia nacional pro occidental y de milicias pro rusas con mando unificado, en tanto la injerencia foránea por ambos bandos sigue siendo notoria, aunque se niegue de modo oficial.
Con una población en el este contraria a independizarse de Ucrania –sólo entre 25 y 30 por ciento respaldan la secesión, conforme estiman los expertos–, son muchos los intereses que están en disputa en el Donbass, como se conoce la zona minera e industrial con alto porcentaje de rusohablantes, que abarca Donietsk, Jarkov y Lugansk.
Es difícil saber con exactitud cuántos grupos armados combaten en el este de Ucrania.
La ciudad de Slaviansk, que empezó siendo el foco de la resistencia armada a Kiev, sigue bajo control relativo del grupo de Igor Strelkov, en realidad Igor Guirkin, coronel de las unidades especiales del GRU (inteligencia militar rusa), que envió el Kremlin para una eventual repetición del escenario de Crimea, y que ahora parece cada vez más improbable.
De hecho, según la encuesta más reciente, cuyos resultados se dieron a conocer hoy, tan sólo 26 por ciento de los rusos –afectados ya por la drástica y generalizada subida de precios, que es parte del costo de la anexión de Crimea– apoyan la idea de incorporar a Rusia a las regiones del este de Ucrania.
De manera autónoma, en Donietsk opera un llamado batallón Vostok (Oriente), financiado –según ha trascendido– por el magnate Rinat Ajmetov, el hombre más rico de Ucrania y que, de ese modo, no quiere supeditarse a la nueva élite que asciende al poder junto con el presidente electo, Petro Poroshenko, ratificado este lunes por la Comisión Central Electoral como ganador de las elecciones con 54.7 por ciento de los votos.
El batallón Vostok está formado por habitantes locales, muchos vinculados a las empresas de Ajmetov que da trabajo a 300 mil personas, y por voluntarios
llegados de Rusia, que las autoridades de Kiev denominan mercenarios
, entre éstos experimentados combatientes de Chechenia y Osetia del Norte que integraban el grupo armado del clan Yamadayev y luego, asesinado su líder, se pusieron al servicio del actual presidente checheno, Ramzan Kadyrov.
Tan sólo en los combates por el aeropuerto de Donietsk murieron 34 ciudadanos rusos, cuyos cuerpos fueron enviados por la dirigencia de la autoproclamada República Popular de Donietsk
, encabezada por el ciudadano ruso Denis Pushilin, al Cáucaso del Norte y otras regiones sureñas de Rusia.
La ciudad de Gorlovka es territorio de Bes, apodo con que se presenta quien las autoridades ucranias identifican como Igor Bezler, coronel del GRU ruso, mientras en Konstantinovka actúa por su cuenta un llamado Japonés y en la ciudad de Kramatorsk se hizo famoso Babay, alias del cosaco ruso Aleksandr Mozhayev.
Y del otro lado, participan en los combates no sólo la guardia nacional o el ejército ucranios. También está el batallón Donbass, comandado por Semion Semechenko y ligado al grupo de corte neonazi Pravy Sektor (Sector de Derecha), igual que el batallón Azov. Aunque la influencia de los fascistas en la política ucrania se corresponde con el 0.7 por ciento de los votos que recibió su líder, Dimitri Yarosh, en las elecciones presidenciales recientes.
Por su cuenta opera el batallón Ucrania, formado por Oleg Liashko, diputado y candidato presidencial pro occidental. Y el batallón más numeroso y mejor pertrechado es el Dniepr, que responde directamente a las órdenes del magnate y gobernador de Dniepropetrovsk, Igor Kolomoisky.
Y todos estos grupos armados –a veces coordinados con el ejército, en ocasiones por su cuenta– se enfrentan con las dispersas milicias pro rusas, en un conflicto que parece no tener fin hasta que alguna de las partes implicadas ceda y sea posible establecer un alto el fuego, condición insoslayable para sentarse a negociar un arreglo político de esta ya prolongada crisis.