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El curandero José Joaquín Vázquez participó en la Fiesta de las Culturas Vivas, en Chiapas

En Zinacantán hay hambre, rayo, torbellino; yo quiero que haya agua

El chamán afirma que Dios le dio el don de curar todo: diabetes, gastritis, ácido úrico, presión baja, cataratas...; si no me lo creen, su corazón manda

Los doctores curan con ampolletas, yo con yerbas, pero cuando alguien no tiene remedio se lo digo, dice en entrevista

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Rezo en el pueblo de Zinacantán. Cada inicio de año rezo en la iglesia; pido perdón para que no haya violencia, cosas malas, vientos, compartió el curandero con este diarioFoto Fabrizio León DIez
 
Periódico La Jornada
Martes 3 de junio de 2014, p. 9

Zinacantán, Chis., 2 de junio.

Soy curandero, chamán, porque Dios me dio ese don, pero cuando alguien ya no tiene remedio se lo digo, porque no hay que engañar a nadie; no hay cura cuando vienen tarde, expresó en entrevista José Joaquín Vázquez Pérez, nacido en esta ciudad hace 59 años, y quien participó el pasado domingo en Galas Identitarias, Fiesta de las Culturas Vivas, organizadas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través de su Dirección General de Culturas Populares, y la Secretaría de Desarrollo Social.

La charla se efectuó en una carpa instalada detrás del escenario. Afuera llovía a cántaros. Vivo allá arriba, en ese cerro, dijo.

Es una de las personas aquí nacidas que dan lustre y tradición a México.

Soy joven todavía y soy curandero y yerbero. Y no aprendí a curar, así me mandó Dios. Me dio el don y el trabajo. Un día, Dios me habló en un sueño y me pidió que fuera curandero. Ya he ido a todo Chiapas y en muchos lugares me conocen. En el Distrito Federal di un curso. Ya no voy allá, porque no tengo tiempo. Rezo en el pueblo de Zinacantán. Cada inicio de año rezo en la iglesia; pido perdón para que no haya violencia, cosas malas, vientos (huracanes).

–¿Qué cura?

–Todo: diabetes, gastritis, ácido úrico, presión baja, presión alta, cataratas, dolor del corazón, aire, la falta de memoria. Yo trabajo a la persona, le rezo a Dios, para que tenga buen trabajo, buena cosecha. Yo rezo cuando hay guerra. Desde aquí recé cuando hubo guerra en Irak. Rezo para que no muera mucha gente. Aquí en Zinacantán hay hambre, rayo, torbellino, neblina. Yo quiero que haya agua. El Diablo trae maldad, daño. He trabajado con médicos y tengo permiso de Salubridad. Me han venido a buscar de Estados Unidos, pero no fui; aquí curé. Me han grabado para ver cómo curo, cómo sano, cómo rezo. Rezo para que las familias sean felices.

–¿Cómo cura?

–Con velas y con yerbas. Hay una yerba para curar cada enfermedad. Hay una para el cansancio. También utilizo el baño temazcal. Así trabajo. Aquí en Zinacantán somos muchos curanderos, como 88. Atendemos a la comunidad. Si no se pide perdón no sirve de nada. Mis rezos son diferentes a los de la Iglesia y duran hora y media; a veces, dos horas. Una hora es poco.

–¿Qué hace si no puede curar a una persona?

–Yo digo claro que no se cura. Si no tiene salvación, no tiene curación. Ni doctor, ni yo, podemos. Muchos vienen cuando ya no pueden caminar o trabajar. Es muy triste, porque va a morir una persona. Cuando no puedo curar me siento muy mal. No puedo dar más vida. Si fuera yo Dios podría alargar la vida. Si no hay remedio, sólo hay que esperar el día. Se murió. Se acabó.

–¿Qué le dice a quien no cree en curanderos como usted?

–Si tiene sus creencias aparte no le puedo pedir que crea. No lo puedo obligar. Si se cura, es gracias a Dios. Yo pregunto cómo tiene el corazón.

–¿Cuánto cobra?

—Según la enfermedad. De 50, de 20. Hay personas que no tienen dinero y otras que sí, pero vienen cuando ya no hay remedio. Los doctores cobran 50 mil y yo mil. La gente se enferma por cansancio, por trabajar mucho, de mañana y de tarde. Tiene que darse tiempo para comer y no malpasarse. Luego les duele el corazón. La reuma es por bañarse temprano. Los doctores trabajan con ampolletas y yo con yerbas. Si no me lo creen, su corazón manda. Doy gotas. La enfermedad más difícil que he curado es la diabetes. Cuando hay cólera no aguanta la persona y a los cinco minutos ya está muerta. Hay que curar antes de que venga el sueño.

–¿Le gustaría ser médico, estudiar en una escuela?

–Sí, para curar más. Ya estoy haciendo un espacio para poner mi yerbería. Allá arriba. Primeramente Dios el año que viene. El que se cura se va contento. Vienen italianos, alemanes, de Estados Unidos, y muchos se van diferentes. No soy envidioso. Voy a aprender más. Quien quiera verme tiene que venir a Zinacantán.

Subió al escenario para realizar un rito ancestral, para rezar para que la lluvia sea buena. Prendió velas e hizo unos movimientos con yerbas.