La iniciativa de la ley de agua y sustentabilidad hídrica de la ciudad de México, enviada por el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, contempla medidas para obligar a los usuarios a economizar el consumo del líquido, mediante el uso de dispositivos especiales en mingitorios, inodoros, lavabos y regaderas, así como mantener en buen estado las instalaciones y evitar el desperdicio de agua.

En cuanto al funcionamiento del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), entre las atribuciones de su director se incluye presentar a la junta de gobierno el programa de sustentabilidad y gestión de los servicios hídricos.

Asimismo, se prevé integrar un consejo consultivo que incluirá, entre otros, a tres representantes de universidades públicas, dos empresarios, representantes de cámaras de comercio, industria o empresariales. Dicha instancia elegirá a todos los funcionarios de tercero y cuarto nivel del Sacmex.

Para la población, el nuevo marco legal establecería la obligación de reusar el agua, evitar el desperdicio de agua y cambiar los dispositivos de baños y regaderas por otros que contengan accesorios ahorradores de agua, como mingitorios sin agua e inodoros de bajo consumo.

A los distribuidores de muebles de baño los obliga a sujetarse a los requisitos técnicos especificados en las normas oficiales mexicanas en materia hidráulica.

Las albercas y fuentes ornamentales deberán contar con sistemas de recirculación de agua, las nuevas construcciones deberán contar con medidores individuales, así como drenajes separados para aguas residuales y pluviales.

El riego de jardines y campos deportivos deberá hacerse con agua tratada y en los nuevos edificios el riego de áreas verdes, lavado de autos y demás usos que no requieran de agua potable se deberá hacer sólo con agua tratada, y se promoverá la captación de agua de lluvia y el reuso para las necesidades internas.

El horario para riego de jardines será de las 20 horas a las seis de la mañana.

Una maestra de sexto año en una escuela de la colonia Narvarte opinó que si pregonan que el acceso al agua es un derecho de todos, como un derecho humano, entonces también debería ser gratuito, porque de lo contrario lo que se establece es más bien la obligación de pagar por el servicio de agua, y a ello tramposamente se le llama un derecho de todos.

Un oficinista de edad avanzada calificó de sospechosa la idea de incorporar a los empresarios en el consejo consultivo del Sacmex: Seguramente es un primer paso para su privatización