Sin los padrinos de lujo del equipo mayor del América, que no acudieron porque están de vacaciones, se inauguró ayer la Copa de las Naciones de futbol que se realizará durante tres semanas en las instalaciones de Coapa, Guadalajara y Monterrey.

El equipo ganador representará a México en el certamen internacional de igual nombre en Brasil, en noviembre, aunque primero tendrá que vencer a sus adversarios entre más de 300 equipos, porque el año pasado se registraron 364 y se espera superar la cifra, anunciaron los organizadores de una empresa de lácteos.

El portero Miguel Francisco Martínez, de la Sub-20, dio la bienvenida a los primeros participantes de las categorías menores de 13 años, a quienes conminó a jugar con orgullo y honor.

Con las playeras de los clubes de la primera división, en las que sobresalía el color azul y grana del Atlante por ser el que más equipos inscribió procedentes de Oceanía, Iztapalapa o Valle de Chalco, los pequeños lanzaban miradas retadoras a sus rivales del Pachuca y Chivas de las diferentes demarcaciones de la capital del país.

Los más vistosos eran los de Holanda, con su uniforme naranja, mientras entre los de México, de color verde, se distinguía una niña y estaban tristes porque habían perdido con uno de los equipos del Pueblo.

Un padre de familia comentó que el torneo es desigual porque hay equipos como el del América con niños de buen físico y muy altos en comparación con el resto, pero no le pueden quitar las ilusiones a ninguno, porque si se quejan de la falta de seriedad del certamen ya no nos dan partidos.