La principal reforma estructural que México requiere llevar a cabo no es la energética, sino la fiscal y hacendaria, a fin de mejorar la recaudación y usar esos recursos públicos para la mejora, industrialización y desarrollo del país.

Así lo señalaron ayer el ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; el profesor emérito de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México Rolando Cordera, y el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) Adrián Lajous, durante la segunda jornada del coloquio Los grandes problemas nacionales, organizado por la máxima casa de estudios, que en una de sus mesas de discusión abordó el tema de las reformas estructurales.

Cárdenas Solórzano se refirió a las reformas aprobadas recientemente por el Congreso, a propuesta del Ejecutivo federal.

Calificó a la reforma educativa como modificaciones administrativas y laborales. Nos falta una verdadera reforma educativa, en la que se revisen contenidos, se incremente el presupuesto, se ponga énfasis en la calidad, se prepare al magisterio y se brinde reconocimiento social. Eso quedó fuera.

En su presentación en el coloquio –que es coordinado por el ex embajador Héctor Vasconcelos y que proseguirá este viernes– el líder moral del Partido de la Revolución Democrática (PRD) aseguró que la reforma fiscal resultó insatisfactoria e insuficiente para contar con los recursos necesarios para el desarrollo nacional.

Beneficios para el duopolio de medios de comunicación

La de telecomunicaciones, dijo, plantea reducir la concentración de los medios e impulsa el avance tecnológico, pero las leyes secundarias enviadas por Enrique Peña Nieto dan marcha atrás a la reforma constitucional y plantean que los medios queden concentrados más de lo que ya están, en particular en el duopolio, y también se habla de ciertos criterios de censuras, lo que lesiona los derechos fundamentales de la gente.

En torno a la reforma política, el ingeniero Cárdenas señaló que aún no la ha analizado a fondo, por lo que no dio ninguna posición.

Pero donde centró su atención fue en la reforma energética, la cual, dijo, busca desplazar poco a poco al Estado mexicano del sector petrolero y eléctrico.

Manifestó una vez más su rechazo a estas modificaciones, debido a que arrebatan el carácter de estratégico para el país al petróleo y la electricidad. Y recordó que el PRD trabaja en un proyecto de consulta popular, a fin de que con un amplia participación social se pueda echar atrás las reformas en la materia y por ende las leyes reglamentarias.

En su turno, Rolando Cordera, colaborador de La Jornada, señaló que aun cuando se trata de la reforma más temida, las principales modificaciones se tienen que centrar en el sector financiero, a fin de encarar el hueco fiscal que ha vivido el país en los años recientes.

El que los gobernantes no se atrevan a hacerlo y cuando se atreven son rechazados, nos habla de un problema más de fondo que tiene que ver con la legitimidad del Estado nacional mexicano, y si no es suficientemente legítimo la población en general está en problemas.

El especialista en temas económicos indicó que 60 por ciento de la fuerza de trabajo del país presenta condiciones precarias al laborar en la informalidad, pues cerca de 8 millones de jóvenes no estudian ni trabajan y el crecimiento económico es lento.

Adrián Lajous subrayó la necesidad de emprender una verdadera reforma fiscal, pues actualmente sólo 10 por ciento del producto interno bruto (PIB) corresponde a recaudación.

Dijo que la idea de la reforma energética es en parte motivar una mayor recaudación, pues el gobierno habla de que para finales de sexenio se podrían recaudar tres puntos porcentuales más del PIB, de los cuales dos estarían relacionados con las concesiones petroleras.

Sin embargo, la meta sexenal de pasar de los 2 millones 350 mil barriles de crudo que se producen en el país actualmente a los 3 millones que la administración de Peña pretende producir para 2018, tiene una probabilidad cercana a cero, debido a que hay una caída en las reservas.

Posteriormente, los embajadores Jorge Eduardo Navarrete –también colaborador de este diario– y Eugenio Anguiano, participaron en la mesa la relación de México con el mundo, donde hicieron patente la necesidad de que el país amplíe sus relaciones internacionales más allá de Norteamérica.