En la capital nicaragüense, el escritor inauguró el encuentro de narradores de la región
Puede parecer una terquedad o una propuesta candorosa, pero es una forma de redención, dice
Siempre haremos preguntas y seremos interrogados por los cisnes, según el credo de Rubén Darío
Viernes 9 de mayo de 2014, p. 3
En estos albores inciertos del siglo XXI, la hora de Centroamérica es la cultura. La hora en que debemos poner todos nuestros relojes. Puede parecer una terquedad, o una propuesta candorosa, pero para mí la cultura es una forma de redención
, afirmó el escritor Sergio Ramírez durante la inauguración del segundo encuentro de narradores Centroamérica Cuenta 2014.
La noche del miércoles en Managua, Nicaragua, ante más de 47 escritores de varias latitudes del continente y de Europa que participan en esta fiesta literaria, Ramírez habló de las vicisitudes en la historia centroamericana: “Los cañones se han silenciado, las guerras civiles han cesado, pero hoy vivimos otros tipo de violencia: la violencia doméstica contra las mujeres, la violencia de las pandillas en los barrios, la violencia del crimen organizado, la violencia de los cárteles del narcotráfico, la violencia de la corrupción institucional, la violencia de la miseria, que expulsa a miles de sus casas en busca de emigrar hacia el sueño de una mejor vida, y la violencia vuelve a atraparlos en el camino. Si no, pensemos en el tren de la muerte en su recorrido funerario. En este sentido, que es el peor de los sentidos, en Centroamérica sigue siendo medianoche todavía”.
Ante esa realidad, reiteró, la cultura es una forma de redención: “Esa es la razón por la que estamos reunidos aquí, en esta segunda convocatoria de Centroamérica Cuenta. Se trata de abrir puertas a la cultura, hacia afuera y hacia dentro. Todo acto de cerrarlas viene a ser retrógrado.
“Venimos a preguntarnos quiénes somos, por qué imaginamos, cómo conectamos escritura y realidad, cómo vemos la historia desde el lente de la invención, como nos insertamos en los fenómenos de la modernidad, qué será en el futuro de la literatura.
“Los narradores estamos obligados a hacernos preguntas pero no a dar respuestas, bastante hacemos con imaginar. Las respuestas, cuando uno cree tenerlas, llegan a congelarse, y cuando se vuelven verdades establecidas, se vuelven a su vez verdades oficiales. Siempre nos estaremos haciendo preguntas, y siendo interrogados a la vez por los cisnes, según el credo de Rubén Darío: ‘y el cuello del gran cisne blanco que me interroga’”.
Milagro cultural de 10 años
Sergio Ramírez, en su calidad de director de la revista Carátula, es el principal artífice de Centroamérica Cuenta.
Al respecto, recordó que la publicación cumple 10 años el próximo mes, cuando aparezca en Internet el número 60: “Sigo considerando un milagro que una publicación cultural centroamericana haya llegado a durar tanto, y además, que tenga tantos lectores, un promedio de 25 mil en cada número. No pocas veces me he puesto a pensar lo que sería despachar 25 mil bolsas por el viejo correo físico cada dos meses a todas partes del mundo, si Carátula se imprimiera; y luego las devoluciones por direcciones erradas, o la siempre perniciosa obsolescencia de las listas de destinatarios”.
“Es un milagro cultural que surge de la voluntad: un pequeño equipo de voluntarios planea cada número, reúne las colaboraciones, que son gratuitas, hace el trabajo de edición, y lo sube y mantiene en la red. Para hacer más incrédulos a los incrédulos, todo cuesta 200 dólares al mes.
Este encuentro anual de escritores Centroamérica Cuenta, que inauguramos aquí esta noche, es obra también del mismo milagro, y del mismo pequeño equipo que encuentra en la cultura una razón de vida
.
El autor de Margarita, está linda la mar insistió en que los narradores de Centroamérica queremos ver y ser vistos
, hablar de cómo nos ven y cómo vemos a los demás. Comparar notas acerca de nuestras realidades y las formas de escribirla y describirla. Aprender de los demás, y mostrar a los demás lo que somos o lo que queremos ser. Al fin y al cabo, todos somos hijos de la imaginación
.
En la inauguración del encuentro no faltó la evocación al recién fallecido premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, “cuya vida hemos repasado en las espléndidas imágenes de Daniel Mordzinski.
Un clásico, nos dice Ítalo Calvino, es aquel que a cada nueva lectura tiene algo nuevo que decirnos. Esta cualidad de ser siempre nuevo a cada lectura pertenecía a García Márquez desde mucho antes de su muerte. Nos enseñó que la literatura es la mejor manera de leer la historia, alucinada y alucinante como es la nuestra, y eso es más que suficiente para abrir las puertas de eso que llamamos inmortalidad
.
En el acto se rindió homenaje a la poeta nicaragüense Claribel Alegría, quien el 12 de mayo cumple 90 años de edad.
“Su vida ha sido una fiesta de la literatura, entregada sin tregua a la creación literaria desde el tiempo en que salió al mundo de las letras de la mano de Juan Ramón Jiménez. La editorial Visor acaba de publicar en Madrid su poemario más reciente, Voces. Claribel siempre me dice que ya no escribirá más, pero no le creo. Siempre escribe y nos revela que la literatura es un sombrero de mago lleno de conejos”, dijo Ramírez.
Centroamérica Cuenta tiene múltiples escenarios en Managua (centros culturales, librerías, universidades.), donde se realizan mesas redondas y lecturas de los autores participantes. La jornada de clausura tendrá lugar el sábado en la ciudad de León.
Fruto del primer encuentro del año pasado, se dio a conocer la publicación de dos antologías del cuento joven centroamericano, una francesa y otra alemana: la primera, bilingüe, titulada precisamente Centroamérica cuenta. La segunda, Entre el sur y el norte, está en proceso de edición,
Como pueden ver, se trata del concierto de diversas voluntades en beneficio de un fin común: promover la cultura en Centroamérica, esta región nuestra de esplendores y miserias que existe primero en nuestra escritura. Porque la imaginación es capaz de encender todos los fuegos
, concluyó el narrador.